AbstractEl progreso tecnológico, que es consustancial con el desarrollo económico, da lugar a cambios continuos y significativos en las características —y en la calidad— de los bienes y servicios que se producen en una economía, así como a la aparición de nuevos productos. Ello plantea la necesidad de que los aparatos estadísticos de los diferentes países sean capaces de detectar estas modificaciones e incorporarlas con rapidez en las mediciones de las variables económicas. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, esa incorporación nunca es completa, ya que la adaptación de las estadísticas a las nuevas realidades está sujeta a procesos costosos, que requieren tiempo y análisis. Uno de los problemas que se generan por esta adaptación insuficiente es la medición sesgada de las variaciones en los precios, ya que las técnicas estadísticas aplicadas no permiten discriminar plenamente qué parte de la variación observada en el precio de un producto se debe a una modificación en sus características y qué parte refleja una variación pura del precio. Esto, a su vez, tiene implicaciones importantes para la medición de las magnitudes reales, pues, en la medida en que los índices de precios empleados en la deflación de las magnitudes nominales estén sesgados, también lo estarán las magnitudes reales resultantes. En los últimos años, este tipo de problemas de medición han afectado especialmente a aquellos sectores económicos en los que el progreso técnico ha sido más rápido, como el de las tecnologías de la información. Los métodos tradicionales utilizados por las oficinas de estadística para corregir las variaciones observadas en los precios por los cambios en la calidad de los productos son, a menudo, inadecuados. Como alternativa a dichos métodos tradicionales, la literatura y los expertos de las oficinas públicas de estadística han venido utilizando, en algunos casos, el denominado método hedónico, que Zvi Griliches popularizara a comienzos de los años sesenta. En el enfoque hedónico se parte de la base de que el precio observado de un bien es una función de sus características. De esta forma, la estimación de la relación entre el precio del producto y sus características —la función hedónica— permite construir un índice que represente la evolución de los precios para un nivel de calidad constante. Los países que han adoptado esta metodología en sectores productivos caracterizados por un rápido progreso tecnológico, como puede ser el de los ordenadores, han realizado correcciones importantes en los índices de precios de esos productos. Además, la incorporación de estas correcciones en los deflactores utilizados en la estimación de las magnitudes macroeconómicas en términos reales —como la inversión y el producto— ha supuesto una revisión al alza significativa de estas variables. Ante la indudable importancia que tiene para las autoridades económicas el disponer de una medición lo más correcta posible del crecimiento y de la inflación, el Banco de España decidió poner en marcha un proyecto de investigación encaminado a acotar la magnitud de los sesgos que podían estar cometiéndose en la medición de las magnitudes reales, en España, como consecuencia del empleo de técnicas tradicionales en la elaboración de los índices de precios. Dicho proyecto incluía dos partes fundamentales. Por un lado, la estimación de ecuaciones de precios hedónicos para algunos de los productos en los que los cambios en la calidad se han revelado como más importantes: ordenadores, automóviles y vivienda. Los electrodomésticos y los productos pertenecientes a las restantes ramas TIC (tecnologías de la información y las comunicaciones) también incorporan importantes cambios de calidad, pero la inexistencia de datos apropiados ha imposibilitado hacer las estimaciones pertinentes. En segundo lugar, se trataba de realizar un ejercicio macroeconómico que permitiese calibrar la importancia de los sesgos en los que se incurre, por esta vía, en la estimación de los principales agregados macroeconómicos. A su vez, dicho ejercicio se ha abordado en dos etapas: una primera, en la que, para tener un punto de referencia, se aplicaron las correcciones de precios que se habían estimado en otras economías —pioneras en el uso de estas técnicas— a los datos de la Contabilidad Nacional de España (CNE) del período 1986-1994, y una segunda, que se presenta en este artículo, en la que las correcciones en los precios derivadas de los análisis sectoriales realizados para España se aplican a los datos más recientes de la CNE 1995-1999. Los motivos que han llevado a incluir los ordenadores entre los tres grupos de productos investigados en este proyecto son obvios, ya que las mejoras de calidad que han experimentado en las últimas décadas han sido enormes. El aumento de la potencia del procesador —asociado a la evolución de la industria de los semiconductores— se ha duplicado cada año y medio, aproximadamente, y el resto de los componentes del ordenador (disco duro, memoria, monitor, tarjeta gráfica, programas, etc.) también han mejorado de manera extraordinaria. En consecuencia, los ordenadores disponibles hoy en día muestran amplísimas diferencias con los de hace unos años, e incluso proporcionan prestaciones que entonces no eran posibles. Dado que un índice de precios debe comparar los precios de un producto homogéneo en dos momentos del tiempo, los ajustes realizados para tener en cuenta estos cambios de calidad tan notorios cobran especial relevancia en este sector y la metodología hedónica se ha mostrado especialmente adecuada para este fin. Así, los índices de precios hedónicos estimados para el sector de ordenadores en distintos países muestran descensos medios anuales que fluctúan entre el 20% y el 40%, dependiendo del tipo de producto y período considerados, mientras que en aquellos países que emplean técnicas más tradicionales las caídas de precios constatadas son muy reducidas, o incluso llegan a observarse variaciones positivas. Eurostat recomienda el uso de la metodología hedónica para calcular índices de precios de ordenadores, y las oficinas de estadística de, al menos, EEUU, Canadá, Dinamarca, Francia y Suecia la están aplicando. En el caso de los automóviles las mejoras de calidad también han sido indiscutibles, aunque de menor intensidad que las experimentadas por los ordenadores. En este sector se realizaron los primeros estudios de precios hedónicos en 1939, cuando Court estimó que, durante los años 1925-1935, se había producido en EEUU un descenso en los precios de los automóviles nuevos de un 55%, mientras que las cifras oficiales de la oficina de estadística norteamericana mostraban un aumento del 45%. En España, el ajuste por calidad de los precios de este sector es relevante en términos macroeconómicos, dado su peso dentro de la economía: en 1999 representaba más del 5% del PIB español, el 6,5% del consumo total de los hogares y más del 15% de las exportaciones. Por lo que se refiere a la vivienda, cabe señalar que el Bureau of Economic Analysis de los EEUU adoptó por primera vez las técnicas hedónicas en 1963, precisamente para el deflactor de las viviendas nuevas en la Contabilidad Nacional, con el fin de tener en cuenta las mejoras, lentas pero constantes, que se producían en la calidad de la construcción. En todos los países la construcción residencial tiene un peso considerable en la inversión y el producto reales. En concreto, en España, la formación bruta de capital fijo en construcción residencial representó un 5,2% del PIB en 1999 y un 21,1% de la formación bruta de capital fijo total. Además, hay un consenso cada vez mayor acerca de que el índice armonizado de precios de consumo (IAPC) europeo debería incluir las viviendas en régimen de propiedad, a través de un índice de precios de vivienda nueva corregido adecuadamente de los cambios de calidad (5). Esta consideración es especialmente relevante para España, ya que se trata de uno de los países europeos con mayor porcentaje de vivienda en propiedad (85% aproximadamente). Hay que señalar, finalmente, que las estimaciones de funciones hedónicas que se presentan en este trabajo para los precios de los ordenadores, los automóviles y la vivienda se enmarcan dentro del método hedónico general, pero difieren en algunos puntos importantes, al tener que adaptarse a las características específicas de cada producto y a la información disponible en cada caso. El artículo se estructura como sigue: en la próxima sección se resume el estudio realizado sobre los precios de los ordenadores, y en las secciones 3 y 4 los relativos a los precios de los automóviles y de la vivienda, respectivamente. A continuación, en la sección 5 se utilizan los resultados obtenidos sobre los sesgos por cambios de calidad en estos sectores para valorar su impacto sobre la medición de las variables macroeconómicas españolas en el período 1995-1999. Por último, en la sección 6 se presentan unas breves conclusiones.
Suggested Citation
Olympia Bover & Mario Izquierdo & Mª de los Llanos Matea, 2001.
"Sesgos de calidad en la medición de los precios: evidencia empírica e implicaciones macroeconómicas para España,"
Boletín Económico, Banco de España, issue NOV, pages 53-67, Noviembre.
Handle:
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