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Ciro II el Grande

primer rey y fundador del imperio aqueménida

Ciro el Grande (600/575 – 530 a. C.) fue el instaurador de la dinastía aqueménida de Persia (circa 559-530 a. C.) y el fundador del Imperio aqueménida (en persa antiguo: Haxāmanišiya), el cual fue el primer Imperio persa tras vencer a Astiages, último rey medo (550 a. C.) y extender, así, su dominio por la meseta central de Irán y gran parte de Mesopotamia. Sus conquistas se extendieron sobre Media, Lidia y Babilonia, desde el mar Mediterráneo hasta la cordillera del Hindu Kush, con lo que creó el mayor imperio conocido hasta ese momento. Este duró más de doscientos años hasta su conquista final por Alejandro Magno (332 a. C.).

Ciro II
Reinado
559 a. C.-530 a. C.
Predecesor Cambises I
Sucesor Cambises II
Información personal
Nacimiento circa 600 a. C.
Anshan, Persis
Fallecimiento 4 de diciembre del 530 a. C.[1]
A orillas del Sir Daria
Sepultura Pasargada
Religión zoroastrismo
Familia
Dinastía aqueménida
Padre Cambises de Persia
Madre Mandana de Media
Consorte Casandana de Persia
Hijos Cambises
Esmerdis
Artistona
Atossa
Desconocido

Ciro el Grande respetaba las costumbres y religiones de las tierras que conquistaba[2]​a través de un modelo exitoso de administración centralizada y de establecimiento de un gobierno que funcionara en beneficio y provecho de sus súbditos.[3]​ La administración del Imperio mediante sátrapas y el principio vital de formar un gobierno en Pasargadae fueron obras de Ciro.[4]​ Lo que a veces se denomina el Edicto de Restauración (en realidad, dos edictos), descrito en la Biblia como realizado por Ciro el Grande, dejó un legado duradero en la religión judía. Según Isaías 45:1 de la Biblia hebrea,[5]​ Dios ungió a Ciro para esta tarea, incluso refiriéndose a él como un mesías (lit., 'ungido'), además de ser la única figura no judía en la Biblia a la que se le llama así.[6]

Ciro el Grande también es reconocido por sus logros en materia de derechos humanos, política y estrategia militar, así como por su influencia en las civilizaciones de Oriente y Occidente. Originario de Persis, que corresponde aproximadamente a la actual provincia iraní de Fars, Ciro desempeñó un papel crucial en la definición de la identidad nacional del Irán moderno.[7][8][9]​ La influencia aqueménida en el mundo antiguo se extendería finalmente hasta Atenas, donde los atenienses de clase alta adoptaron como propios aspectos de la cultura de la clase dirigente de la Persia aqueménida.[10]

Ciro es una figura de culto entre los iraníes modernos, y su tumba sirve de lugar de veneración para millones de personas.[11]​ En la década de 1970, el último Sha de Irán, Mohammad Reza Pahlavi, identificó su famosa proclama inscrita en el Cilindro de Ciro como la declaración de derechos humanos más antigua que se conoce,[12]​ y el Cilindro se ha popularizado desde entonces como tal.[13][14][15]​ Esta opinión ha sido criticada por algunos historiadores occidentales[16]​ por considerar que se ha malinterpretado[17]​ el carácter genérico del Cilindro como una declaración tradicional que los nuevos monarcas hacen al comienzo de su reinado.[17][14][15][18]

Nombre

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Ciro es la forma latinizada e hispanizada del griego Κῦρος (Küros), que a su vez deriva del persa antiguo Kūruš. En persa moderno se llama کوروش Kurosh.

Sobre su etimología, los autores clásicos Ctesias y Plutarco lo relacionaban con la palabra ‘agua’, aunque los autores modernos por lo general prefieren ‘joven’ o ‘el que humilla a su enemigo en una disputa verbal’. El epíteto «el Grande» es utilizado por las fuentes griegas, que también lo llaman «el Viejo» (o «el Mayor»), en contraposición al posterior Ciro el Joven.

Orígenes

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Ciro II era hijo de Cambises I de Anshan, de la dinastía aqueménida, y, según Heródoto, de Mandana, hija del rey medo Astiages y de Aryenis, princesa del reino de Lidia. Esto le proporciona cierta legitimidad sobre los tronos de Media y Lidia, por lo que se puede tomar como un invento de la propaganda oficial. No obstante, las alianzas dinásticas eran usuales.

Los antecesores de Ciro lideraban los grupos persas establecidos en la zona montañosa del este del antiguo reino de Elam (sudoeste del actual Irán) desde principios del siglo VII a. C., bajo Aquemenes, legendario fundador de la dinastía aqueménida. Ostentaban el título de «rey de Anshan», ciudad de fuerte tradición elamita, y desde el siglo VI a. C. eran vasallos del reino de Media. La residencia real de Ciro se situaba en Pasargada, cerca de Anshan. Pero es probable que ya se utilizase Susa, otro antiguo centro urbano de Elam, como capital alternativa.

Expansión

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Conquistas de Ciro.

Conquista de Media

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Hacia el 559 a. C., Ciro II sucedió a su padre Cambises I. Según Heródoto, Ciro se rebeló contra el soberano medo Astiages, a quien logró deponer luego de recibir el apoyo de Harpago, comandante del ejército medo. Fuentes contemporáneas confirman que en 550 a. C. (Crónica de Nabonido, o Crónica de Babilonia N.º 7),[19]​ o 553 a. C. (Cilindro de Sippar), Astiages atacó a Ciro, pero fue entregado al rey persa por sus propias tropas. Ciro tomó entonces Ecbatana, la capital de Media, y trasladó su tesoro a Persia.

Heródoto menciona varias veces a generales de origen medo en las campañas de Ciro, entre ellos Harpago. Ecbatana se transformaría en residencia de verano de los soberanos persas. No obstante, se pueden encontrar reseñas antipersas en las tradiciones, probablemente de origen medo, recogidas por el historiador griego Ctesias. También, en la inscripción de Behistún, que describe rebeliones en Media hacia 521 a. C., unos ocho años después de la muerte de Ciro.

Conquista de Lidia

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Estandarte de Ciro en el Museo Nacional de Irán.

Solo la frontera occidental del área de influencia meda era el río Halis (Anatolia, actual Turquía), que lo separaba del reino de Lidia. Creso, rey de Lidia, era cuñado del depuesto Astiages, por lo que existía una alianza matrimonial entre ambos reinos. Según Heródoto, consultó al oráculo de Delfos sobre la conveniencia de atacar a los persas. Este le respondió que si lo hacía, destruiría un gran imperio. Entonces, Creso cruzó el río Halys y se enfrentó con Ciro en Pteria. Pero ninguno de los dos bandos ganó.

Según Heródoto, Creso se retiró para pasar las estaciones frías y esperar refuerzos de su aliado Amasis II de Egipto y de la ciudad griega de Esparta. Pero fue perseguido por los persas hasta su capital, Sardes, y sitiado. Sardes cayó. A punto de ser quemado en la hoguera, Ciro le perdonó la vida. El gran imperio destruido terminaba siendo, entonces, el suyo propio.

La Crónica de Nabonido nos informa que en el verano del 547 a. C., Ciro «conquistó el país de Li[...]» y mató a su rey. Los símbolos cuneiformes que representan el reino conquistado parecen poder interpretarse como «Lidia». Esta contradice a Heródoto en la estación de la conquista de Sardes y en la muerte de Creso.[20]

Los primeros años de la conquista persa de Lidia fueron tumultuosos. Pacties, lidio encargado del tesoro de Sardes, lideró una rebelión que asedió Sardes. Esta fue reprimida por el sátrapa Mazares, quien murió poco después. Su sucesor, Harpago, dirigió la conquista de las ciudades griegas de Asia Menor.

Conquista de Babilonia

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El rey de Babilonia era Nabonido, que había pasado una gran parte de su reinado en el oasis árabe de Tema, pero había regresado a Babilonia probablemente a raíz de la amenaza de Ciro. Las campañas contra Babilonia parecen haber comenzado a finales de la década de 540 a. C. El primer hecho preciso del que se tiene noticia es la victoria de Ciro sobre los babilonios en la batalla de Opis, en el otoño de 539 a. C. Sippar se rindió, y Gobrias, gobernador persa de Gutium, entró sin batalla[21]​ en Babilonia el 12 de octubre del 539 a. C. Ciro llegó varios días más tarde.

 
Vaso griego que representa al rey lidio Creso, a punto de ser incinerado en una pira por orden de Ciro.

Para la conquista de Babilonia, Ciro tuvo el sustancial apoyo del sacerdocio babilonio, que estaba enfrentado con Nabonido a causa de sus reformas religiosas.

Las provincias orientales

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Existe un problema sobre cuándo fueron conquistadas las provincias orientales del Imperio, en Asia central, que corresponden a los actuales Afganistán, Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán. Eran habitadas por sogdianos, bactrianos y arios, pueblos de origen iranio indoeuropeo y emparentados estrechamente con medos y persas.

Son mencionadas como satrapías (provincias) persas en 521 a. C. (inscripción de Behistún), por lo que necesariamente formaban parte del Imperio de Ciro (su sucesor Cambises II no pudo haberlas conquistado ya que sus campañas se concentraron en Egipto). Ciro pudo haberlas heredado del reino medo, o conquistado tras la anexión de Lidia, según se puede suponer de los textos de Heródoto y Ctesias.

Siria y Judea

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La región de Siria-Judea, que formaba parte del Imperio neobabilónico, fue subyugada pacíficamente. Ciro permitió el regreso a Jerusalén de las comunidades judías deportadas en Babilonia (Esdras). Según datos arqueológicos, también regresaron grupos de arameos deportados a su tierra de origen en Siria. Las ciudades fenicias no ofrecieron resistencia, y se estableció una especie de protectorado.

 
Pasargada, la tumba de Ciro.


El decreto de Ciro en Esd. 1.1-4 recoge así:

22 Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Yahveh despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: 23 Así dice Ciro, rey de los persas: Yahveh, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Yahveh su Dios con él, y suba.

Campañas posteriores y muerte

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Hacia 530 a. C., Ciro emprendió una campaña contra los nómadas escitas del nordeste del imperio, concretamente la tribu de los masagetas, dejando a su hijo Cambises como heredero con el título de rey de Babilonia.

Según informes posteriores, como Anábasis de Alejandro Magno de Flavio Arriano, fundó una ciudad cerca del Sir Daria. La llamó Cirópolis o *Kurushkatha. En un movimiento estratégico, llevó como invitados de honor al esposo e hijo de la reina Tomiris a Babilonia, donde los ejecutó de forma traicionera. Después intentó tomar el control del nordeste del imperio. Fue vencido y muerto por los masagetas en minoría de luchadores y menor capacidad de armamento, acaudillados por la reina heroína Tomiris. La reina todavía es recordada por su inteligencia y gran capacidad de pelea al poder derrotar al ejército más fuerte de ese momento.

Familia real

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Según una de las versiones presentadas por Heródoto, la esposa principal de Ciro era Casandana, hija de Farnaspes, un miembro de la familia real Aqueménida. El dato es con toda probabilidad correcto, ya que se ve en parte corroborado por la Crónica de Nabonido, a pesar de que esta no menciona explícitamente a Casandana.

La segunda versión, que afirma que la madre de Cambises era una hija del rey egipcio Amasis, debe ser considerada como un intento de legitimación de la conquista de Egipto por parte de Cambises (527 a. C.). Del mismo modo, es descartada la versión de Ctesias, según la cual la reina de Ciro era Amitis, hija del rey medo Astiages.

Casandana dio a luz a al menos dos hijos, Cambises y Esmerdis, y una hija, Atosa. Otras dos hijas, Artistona y una anónima, aparecen también en el relato de Heródoto, aunque no se conoce la identidad de su madre. Tanto Atosa como Artistona fueron sucesivamente consortes de su hermano Cambises II, del usurpador Gaumata y de Darío I; de este último también lo fue Parmis, la única hija de Esmerdis. Roxane, una consorte de Cambises mencionada por Ctesias, podría así mismo tratarse de una hija de Ciro.

El Imperio

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Ideología y propaganda imperial

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El Cilindro de Ciro.

El persa es un imperio universalista. Además de «rey de Anshan» (muy usual) y «rey de Persia», Ciro asume los títulos de «rey del Mundo» y de «rey de los cuatro extremos de la Tierra», ambos de origen babilonio, así como «rey de Babilonia» y el arcaizante «rey de Súmer y Acad».

Los enemigos de Ciro son vituperados en el marco de una campaña propagandística de legitimación. Astiages de Media es descrito en Heródoto como un rey cruel y despótico. Según la misma fuente, Creso fue quien cruzó el río Halys y atacó a Ciro, quien solo se habría defendido. En cuanto a Babilonia, en el Cilindro de Ciro y otras fuentes sacerdotales, se ridiculiza a Nabonido y a su política religiosa. Aun así, las tradiciones recogidas por Heródoto y Beroso hablan de que Ciro otorgó altos cargos políticos tanto a Creso como a Nabonido.

Ciro destaca por su política de concesiones hacia los pueblos sometidos, que en muchos casos lo hacen de buen grado, y a los que no se exige más que tributo, reclutamiento y aceptación de una guarnición permanente. Rechaza la deportación masiva practicada por sus antecesores asirios y babilonios, y ocasionalmente por sus sucesores persas. Con Ciro el movimiento es a la inversa. A las comunidades deportadas, como los judíos, se les permite regresar a su tierra.

Administración

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Relieve de Ciro en Pasargada.

Existen numerosas evidencias de la existencia de sátrapas o gobernadores provinciales durante el reinado de Ciro, a pesar de que un pasaje de la obra de Heródoto podría llevar a pensar que estos fueron posteriormente introducidos por Darío I. Durante el reinado de Ciro los sátrapas de los que se tiene noticia son exclusivamente de origen persa, aunque hay un número considerable de medos con posiciones de alto rango, entre los cuales Harpago parece poseer un lugar destacado.

Si bien elementos tales como los sátrapas expresan las innovaciones del nuevo dominio persa, es posible observar así mismo un alto grado de continuidad en muchos aspectos de las sociedades conquistadas, entre ellos el administrativo. Tal es así que, por ejemplo, numerosos funcionarios babilonios que iniciaron su carrera durante el reinado de Nabonido continuaron desarrollándola ininterrumpidamente durante el de Ciro.

Ciertas regiones como Cilicia, Licia o las ciudades griegas y fenicias parecen haber poseído un elevado grado de autonomía a nivel local.[22]

Religión

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Asimismo, es muy notable la tolerancia religiosa aplicada por Ciro y sus sucesores. Ciro no se entrometió en la religión de los pueblos conquistados debido a que el mazdeísmo (religión oficial persa desde Darío I) promovía la tolerancia y el respeto a otros credos sin imposición de creencias de ningún tipo (Yasna 31,11). En Babilonia (el Cilindro de Ciro y una fuente sacerdotal sobre Nabonido) es considerado por el sacerdocio como un enviado de Marduk para restablecer el orden tras las reformas religiosas de Nabonido.

Los judíos de tiempos del profeta Isaías proclamaron a Ciro[23]​ como su Mesías (Cristo), siendo el único no judío, título que Alejandro Magno no llegó a poseer, según los relatos de la Biblia.

Fuentes

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Fuentes primarias

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Imagen en relieve de Ciro en el Parque Olímpico de Sídney, en Australia.
  • Textos cuneiformes de origen babilonio: Son sin duda las fuentes más fiables, por ser contemporáneas. Entre ellos destacan la Crónica de Nabonido,[24]​ el Cilindro de Ciro[25][26]​ y el Cilindro de Sippar.[27]​ Los dos primeros están escritos desde el punto de vista de la clase sacerdotal de Babilonia, favorable a Ciro. A esto hay que agregarle el bagaje de documentos legales, religiosos, económicos, etc., fechados en el reinado de Ciro, que adquieren importancia central al no ser propagandísticos.
  • Las inscripciones reales de Ciro halladas en Pasargada, junto a su tumba. Probablemente son obra en realidad del futuro rey Darío I. En un bajorrelieve (imagen a la derecha) Ciro es representado con elementos simbólicos elamitas, asirios y egipcios, cuando Egipto fue conquistado por el sucesor de Ciro, Cambises II.[cita requerida]

Autores clásicos

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  • Heródoto (Historias): Es con diferencia la fuente griega más útil sobre Ciro.[28]
  • Ctesias (Pérsica): Da una versión alternativa a Heródoto, la que se contradice constantemente con las fuentes primarias. Solo se conservan fragmentos y resúmenes de Focio[29][30]​ y Nicolás de Damasco, entre otros.
  • Jenofonte (Ciropedia): Aquí solo se usa al personaje de Ciro para dar marco a reflexiones morales y filosóficas. Presenta a Ciro como el monarca ideal.[31]

Otras breves referencias a Ciro se pueden encontrar en autores como:

La Biblia

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  • En el Libro de Isaías (capítulos 40-56) se profetiza y celebra la victoria de Ciro el Grande, enviado, amado y ungido por Dios.
  • En el Libro de Esdras (capítulo 1, 2-4) se presenta la versión larga del edicto de Ciro que pone fin el exilio judío en Babilonia. El mismo libro (capítulo 6, 3-12) hace una descripción de las memorias del Rey Ciro donde ordena realizar aportes económicos y logísticos al pueblo de Israel y brindar todo tipo de colaboración en la reconstrucción del templo, de los impuestos recaudados en su imperio. De igual forma, ordena honrar al Dios Todopoderoso de Israel y orar por el rey y su familia, y un terrible castigo para quien se atreva a alterar dicho decreto o atentar contra la casa de Dios.

Véase también

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Notas y referencias

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  1. Muhammad A. Dandamayev (1993). «CYRUS iii. Cyrus II The Great». Encyclopædia Iranica. 
  2. Dandamayev Cyrus (iii. Cyrus the Great) Cyrus's religious policies.
  3. Schmitt Achaemenid dynasty (i. The clan and dynasty)
  4. The Cambridge Ancient History Vol. IV p. 42. See also: G. Buchaman Gray and D. Litt, The foundation and extension of the Persian empire, Chapter I in The Cambridge Ancient History Vol. IV, 2nd edition, published by The University Press, 1927. p. 15. Excerpt: The administration of the empire through satrap, and much more belonging to the form or spirit of the government, was the work of Cyrus ...
  5. Jona Lendering (2012). «Messiah – Roots of the concept: From Josiah to Cyrus». livius.org. Archivado desde el original el 31 de diciembre de 2011. Consultado el 26 de enero de 2012. 
  6. The Biblical Archaeology Society (BAS) (24 de agosto de 2015). «Cyrus the Messiah». bib-arch.org. 
  7. Vesta Sarkhosh Curtis; Sarah Stewart (2005). Birth of the Persian Empire. I.B. Tauris. p. 7. ISBN 978-1-84511-062-8. [verifica la fuente]
  8. Amelie Kuhrt (3 de diciembre de 2007). The Persian Empire: A Corpus of Sources from the Achaemenid Period. Routledge. p. 47. ISBN 978-1-134-07634-5. 
  9. Shabnam J. Holliday (2011). Defining Iran: Politics of Resistance. Ashgate Publishing, Ltd. pp. 38-40. ISBN 978-1-4094-0524-5. 
  10. Margaret Christina Miller (2004). Athens and Persia in the Fifth Century BC: A Study in Cultural Receptivity. Cambridge University Press. p. 243. ISBN 978-0-521-60758-2. 
  11. Llewellyn-Jones, 2017, p. 67.
  12. Neil MacGregor, "The whole world in our hands", in Art and Cultural Heritage: Law, Policy, and Practice, pp. 383–84, ed. Barbara T. Hoffman. Cambridge University Press, 2006. ISBN 0-521-85764-3
  13. «The Cyrus Cylinder travels to the US». British Museum. 2012. Consultado el 21 de septiembre de 2013. 
  14. a b «Cyrus cylinder, world's oldest human rights charter, returns to Iran on loan». The Guardian. Associated Press. 10 de septiembre de 2010. Consultado el 21 de septiembre de 2013. 
  15. a b «Oldest Known Charter of Human Rights Comes to San Francisco». 13 de agosto de 2013. Archivado desde el original el 22 de septiembre de 2013. Consultado el 21 de septiembre de 2013. 
  16. Daniel, Elton L. (2000). The History of Iran. Westport, CT: Greenwood Publishing Group. ISBN 0-313-30731-8. 
  17. a b Mitchell, T.C. (1988). Biblical Archaeology: Documents from the British Museum. London: Cambridge University Press. ISBN 0-521-36867-7. 
  18. Arnold, Bill T.; Michalowski, Piotr (2006). «Achaemenid Period Historical Texts Concerning Mesopotamia». En Chavelas, Mark W., ed. The Ancient Near East: Historical Sources in Translation. London: Blackwell. ISBN 0-631-23581-7. 
  19. Todas las referencias a la Crónica de Nabonido y el Cilindro de Ciro son basadas en Pritchard 1969, Ancient Near Eastern texts relating to the Old Testament. Véase bibliografía.
  20. Algunos autores han propuesto interpretaciones alternativas a "Lidia". Véase Rollinger 2004 en la bibliografía.
  21. La idea de conquista no violenta es presentada por la Crónica de Nabonido y el Cilindro de Ciro. No obstante, documentos administrativos indican reparaciones en las fortificaciones de Babilonia meses después de su conquista. Véase Toloni 2005 en la bibliografía.
  22. Para esta sección, véase Briant 2002: 63-64; 80-81.
  23. «Isaías 45» Biblia Deuteroisaías. 
  24. «Cyrus takes Babylon (539 BCE). Chronicle of Nabonidus». Archivado desde el original el 8 de diciembre de 2016. Consultado el 4 de febrero de 2006. 
  25. «Cyrus takes Babylon (539 BCE). Cyrus' cylinder». Archivado desde el original el 10 de agosto de 2006. Consultado el 4 de febrero de 2006. 
  26. Cyrus Cylinder
  27. «The Nabonidus Cylinder from Sippar». Archivado desde el original el 23 de abril de 2015. Consultado el 29 de enero de 2007. 
  28. Libro I de la historia de Heródoto
  29. «Photius' excerpt of Ctesias' Persica (1)». Archivado desde el original el 31 de mayo de 2012. Consultado el 4 de febrero de 2006. 
  30. Photius, Bibliotheca or Myriobiblion (Cod. 1-165, Tr. Freese)
  31. History of Iran Cyropaedia of Xenophon; The Life of Cyrus The Great, Book 1
  32. Diodorus Siculus, Library, Fragments of Book 9, Chapter 1, section 1
  33. LacusCurtius • Strabo's Geography
  34. Browse By Author J-Project Gutenberg
  35. Justin's History of the World

Bibliografía

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  • Briant, P. (2002): From Cyrus to Alexander: A History of the Persian Empire, Eisenbrauns. ISBN 987-1-57506-120-7
  • Dandamayev, M. (1993): "Cyrus II the Great", en E. Yarshater (ed.) Encyclopædia Iranica.
  • Lendering, J.: "Cyrus" Archivado el 7 de octubre de 2014 en Wayback Machine., en www.livius.org.
  • Liverani, M. (1995): El Antiguo Oriente: historia, sociedad y economía.
  • Oppenheim, A. L. (1969), traductor: «Babylonian and Assyrian Historical Texts», en Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament, editado por J. B. Pritchard.
  • Rollinger, R. (2004): «The Median Empire, the End of Urartu and Cyrus, the Great Campaign in 547 BC», en Proceedings of the 1st International Conference on Ancient Cultural Relations Between Iran and West Asia, Tehran 2004, disponible en línea (pdf).
  • Schmitt, R. (1993): «Cyrus, the name», en E. Yarshater (ed.): Encyclopædia Iranica.
  • Shapur Shabizi, A. (1993): «», en E. Yarshater (ed.) Encyclopædia Iranica.
  • Tolini, G. (2005): "Quelques éléments concernant la prise de Babylone par Cyrus (octorbe 539 av. J.-C)", en Arta (Achaemenid Research Texts and Archaeology), disponible en línea (pdf).
  • Waters, M. (2004): «Cyrus and the Achaemenids», en Iran, n.° 41.
  • Yildiz: E. (2001): Los arameos de Arpad, p. 10, disponible en línea.
  • Kuhrt, Amélie (2013). The Persian Empire: A Corpus of Sources from the Achaemenid Period (en inglés). Routledge. ISBN 978-1-136-01694-3. 
  • Grayson (1975), Assyrian and Babylonian Chronicles .

Fuentes antiguas

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Fuentes modernas

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Enlaces externos

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Predecesor:
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