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Viaje iniciático

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Don Quijote protagoniza un viaje iniciático

Un viaje iniciático es una historia, cuento y en diversa instancia, una experiencia, en la que un individuo se encuentra en situaciones hostiles o adversas que harán que su personalidad cambie, después de que toma conciencia de sí mismo, de la realidad externa o de poseer una misión en la vida, y ve modificado su carácter, espíritu o experiencia para lograr una mejora en su persona, después de lograr superar una serie de situaciones difíciles. Este tipo de experiencias es muy común en cuentos y películas populares en las que vemos envueltos al personaje principal en diversas peripecias, que, una vez superadas, harán que el personaje haya logrado concluir su misión.

En Astrología, este término hace referencia a aquel viaje que conduce al individuo a la Iniciación, los creyentes de estas doctrinas declaran que estos viajes siempre tienen un horizonte, una meta, y sus etapas están bien delimitadas (codificadas): separación - transición - incorporación. Son ritos de pasaje.

Una tercera definición de este término, lo define como un viaje de conocimiento, en el que una persona desconoce algún lugar y a través de un viaje iniciático, lo descubre.[1][2]

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Los antecedentes más lejanos de viajes iniciáticos provienen de la más remota antigüedad y aún persisten en algunas culturas que han conservado la costumbre de realizar una serie de ritos iniciáticos que servían, y todavía sirven, al individuo para obtener la categoría o estatus deseada. Entre las culturas que todavía conservan estos ritos se encuentran multitud de tribus primitivas cuyos miembros púberes deben iniciarse a la madurez mediante estos ritos, tribus urbanas, algunas sectas religiosas, sociedades esotéricas y sociedades mafiosas que imponen algún tipo de prueba para entrar. En nuestra sociedad perdura en forma de novatada.

Viajes iniciáticos en la literatura

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La literatura universal posee numerosos ejemplos, dado lo fácil que es narrar el propósito del viaje iniciático: cambiar la perspectiva vital del protagonista. Este cambio no solo afecta al modo de ver los acontecimientos exteriores sino que también cambia al protagonista. la Odisea de Homero puede ser considerada como el primer viaje iniciático de la historia. Ante el desafío de Ulises a los dioses, Poseidón le condena a viajar por los mares. Al acabar la epopeya Poseidón le recuerda a Ulises que inteligencia no es lo mismo que sabiduría. Sin duda el ejemplo español más conocido es El Quijote de Cervantes. Además de otras como El hobbit de J. R. R. Tolkien. Dentro de la ciencia ficción y la fantasía hay una gran cantidad de ejemplos interesantes como Dune de Frank Herbert o la más reciente Hyperion de Dan Simmons son solo unas pocas obras organizadas como un viaje iniciático.

Tanto la novela como la película 2001, Una odisea al espacio de Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick respectivamente, tienen un final curioso. El protagonista sufre un viaje iniciático de calibre tal que al final del mismo trasciende de su humanidad para convertirse en un igual a los Grandes Galácticos que insuflaron la inteligencia en la especie humana.[3]

También relata un viaje iniciático la novela Floriran roselles (Un viatge a Terradepau), ópera prima del escritor catalán Marcel·lí Mora. En la obra, el príncipe Almaric emprende un fabuloso viaje en búsqueda del legendario reino de Terradepau. En su aventura, lo acompaña Bartomeva, una tortuga que habla y el inspirador Còdex dels Venerables. Juntos hacen camino a través de reinos míticos que simbolizan aquello que conviene superar para alcanzar la verdadera paz: el engaño, la rabia, la duda y la tristeza. En la obra, la amapola representa la belleza, la humildad y la firmeza.[4]

La novela de Sánchez Dragó El camino del corazón se trata de un viaje iniciático a través de Oriente, tras el cual el protagonista cambiará su forma de ver la vida.

Viaje iniciático en astrología y tarot

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Según la astrología, y más en específico, la lectura del tarot, estos viajes siempre tienen un horizonte, una meta, y sus etapas están bien delimitadas (codificadas): separación - transición - incorporación. Son ritos de pasaje. El viajero parte huyendo de algo o de alguien, o buscando algo o a alguien, vive una serie de experiencias, mediante las cuales debería ir adquiriendo conocimiento, y finalmente regresa. En este sentido, el Tarot es un Viaje Iniciático.[5]

Referencias

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Bibliografía

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