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Hipótesis jázara

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Reino jázaro

La hipótesis jázara, a menudo llamada también el mito jázaro por sus críticos,[1][2][3]​ es una hipótesis histórica ampliamente abandonada. Dicha hipótesis postulaba que los judíos asquenazíes descendían principalmente, o en gran medida, de los jázaros, un conglomerado multiétnico de pueblos mayoritariamente turcos que formaban un kanato seminómada en el norte y el centro del Cáucaso y en la estepa póntico-caspiana y sus alrededores. La hipótesis también postulaba que, tras el colapso del imperio jázaro, los jázaros huyeron a Europa oriental y constituyeron una gran parte de los judíos de allí.[4]​ La hipótesis se basa en algunas fuentes medievales, como la Correspondencia jázara, según la cual, en algún momento de los siglos VIII y IX, un pequeño número de jázaros, según Judá Halevi y Abraham ibn Daud, se convirtieron al judaísmo rabínico.[1]​ El alcance de la conversión dentro del janato jázaro sigue siendo incierto, pero las pruebas utilizadas para vincular las comunidades asquenazíes a los jázaros son escasas y están sujetas a interpretaciones contradictorias.[5][6][7]

Los estudios genéticos sobre los judíos no han encontrado pruebas sustanciales de un origen jázaro entre los judíos asquenazíes. Doron Behar y otros genetistas han llegado a la conclusión de que tal vínculo es improbable, señalando que es difícil poner a prueba la hipótesis jázara utilizando la genética porque no hay descendientes modernos claros de los jázaros que puedan proporcionar una prueba clara de la contribución a la ascendencia judía asquenazí, pero no encontraron marcadores genéticos en los judíos asquenazíes que los vinculen a los pueblos de la zona del Cáucaso/jazar.[6]​ En cambio, este y otros estudios han encontrado pruebas de que los asquenazíes tienen orígenes mixtos del Cercano Oriente y del sur de Europa/Mediterráneo.[6][8][9]

Aunque la mayoría de los genetistas contemporáneos que han publicado sobre el tema lo descartan, todavía se encuentran defensores ocasionales de su plausibilidad. A finales del siglo XIX, Ernest Renan y otros estudiosos especularon con la posibilidad de que los judíos asquenazíes de Europa procedieran de refugiados turcos que habían emigrado desde el colapsado Kanato de Jazaria hacia el oeste de Europa, y que cambiaron su lengua nativa jázara por el Yidis mientras seguían practicando el judaísmo. Aunque ha sido evocada de forma intermitente por varios estudiosos desde entonces, la hipótesis jázara-ashkenazi llamó la atención de un público mucho más amplio con la publicación de La decimotercera tribu, de Arthur Koestler, en 1976,[4][10]​ y ha sido revivida recientemente por el genetista Eran Elhaik, que en 2012 realizó un estudio para reivindicarla.[11]

Los antisionistas han abusado a veces de la hipótesis para cuestionar la idea de que los judíos tienen vínculos con el antiguo Israel, y también ha desempeñado algún papel en las teorías antisemitas propugnadas por grupos marginales de racistas estadounidenses, nacionalistas rusos y el movimiento de identidad cristiana.

Historia

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Ernest Renan, 1860.

Se le suele atribuir al rabino ucraniano Isaac Baer Levinsohn el haber sido el primero en postularla.[12]​ En 1808 Gustav von Ewers la propuso de nuevo cuando se debatió el origen ruso entre sí este se atribuía a los conquistadores varegos o a eslavos nativos.[13][14][15]​ Sería luego sostenida por el historiador ruso Nikolái Karamzín y por el orientalista alemán Karl Friedrich Neumann. En 1869 el orientalista ruso Abraham Harkavy propondría un vínculo entre los judíos de Europa Oriental y los jázaros,[16]​ mientras el jajam caraíta Abraham Firkovich argumentó que su rama del caraísmo descendía de los turcos. Sin embargo, sería el francés Ernest Renan quien sería usualmente atribuido como padre de la hipótesis jázara al postularla en una conferencia parisina el 27 de enero de 1883:

La conversión del reino de los jázaros tuvo considerable importancia respecto al origen de los judíos de los países entre el Danubio y el sur de Rusia. Estas regiones abarcan grandes masas de poblaciones judías que tienen de toda probabilidad poca o nada que sea antropológicamente judíos en ellos.[17]

Curiosamente la tesis de Renan fue acogida inicialmente por algunos judíos como Isidore Loeb,[18]​ el jajam caraíta turco Seraja Szapszal, y otros como una forma de combatir el antisemitismo,[19][20]​ argumentando que los judíos eran, por tanto, europeos y no podían verse como una “raza extranjera”, sino como simples europeos de una religión diferente a la cristiana o musulmana. Debe recordarse que antes del surgimiento del antisemitismo racial que llegó a su apogeo en la Alemania nazi la mayor parte del antisemitismo se basada en preceptos religiosos. Con el surgimiento de los distintos nacionalismos europeos en el siglo XIX que llevó a la constitución de distintas naciones-estado (a menudo basadas en criterios lingüísticos o culturales) como la Unificación de Alemania y la Unificación de Italia, así como el desmembramiento del Imperio austro-húngaro en distintas nacionalidades, nace también el sionismo con la búsqueda de un estado-nación judío. Los primeros sionistas no eran religiosos (de hecho, los judíos religiosos rechazaban el sionismo al considerarlo blasfemo, idea que todavía permanece dentro de una minoría de judíos ultraortodoxos), el mismo Theodor Herzl, padre del sionismo, era ateo. El sionismo originalmente buscaba la creación de una identidad nacional judía secular no muy diferente a los movimientos nacionalistas de serbios, húngaros, checos, etc.

En 1884 Sámuel Kohn, un rabino en Hungría, presentó por primera vez su razonamiento de muchos de los antepasados ​​de los judíos asquenazíes en Hungría eran jázaros y por lo tanto están conectados con personas que llegaron a Hungría al mismo tiempo que los magiares no judíos.[21]​ Simultáneamente, Kohn afirmó que los judíos asquenazíes son parcialmente magiar en origen y esperaba que este razonamiento crearía sentimientos fraternales entre los judíos húngaros y los cristianos húngaros. La hipótesis de Kohn fueron aceptadas solo por algunos otros judíos en Hungría.

En 1909 Hugo von Kutschera propuso en un libro que los jázaros representaban el núcleo fundacional de los judíos asquenazíes, mientras que la hipótesis fue introducida a América en 1911 por el etiólogo judío Maurice Fishberg y su libro The Jews: A Study of Race and Environment.[22]​ En 1919 la retomaría Yitzhak Schipper, judío polaco y sionista, además sería mencionada por figuras intelectuales como Sigmund Freud y el escritor H.G. Wells quien diría en 1921 que “la mayor parte de la judería nunca estuvo en Judea”. El historiador ucraniano-israelí Abraham N. Polak quien luego sería profesor en la Universidad de Tel Aviv apoyó la hipótesis jázara en 1943.[23]

En la Alemania nazi los escritos del teórico racista Hans F. K. Günther negaban que los judíos asquenazí fueran exclusivamente jázaros, asegurando que eran una mezcla de distintas razas incluyendo europeos, negros y semitas, de la cual los jázaros eran solo una más.[24]​ Sin embargo, el reclamo caraíta de ser descendientes de conversos jázaros sí salvó a los caraítas del exterminio nazi pues las autoridades alemanas aceptaron (o cuando menos suspendieron el exterminio mientras se investigaba más) el reclamo de que los caraítas crimeos eran racialmente europeos y solo judíos de religión.[25][26]

En el período de la posguerra la hipótesis se mantuvo defendida por el prestigioso historiador judío Salo Wittmayer Baron en su libro Social and Religious History of the Jews de 1957,[27]​ quien destacaba la importancia que tuvieron los jázaros en la construcción de la identidad judía en Europa Oriental.[27]​ También la sostuvieron eruditos judíos como Léon Poliakov, Ben-Zion Dinur y, por supuesto, el más conocido Arthur Koestler quien en 1976 publica La décima tercera tribu. Koestler revitalizaría la hipótesis que, hasta entonces, había caído casi en el olvido y había sido mayormente descartada en círculo académicos por falta de evidencia. Koestler, quien era judío, también consideraba que la hipótesis jázara mitigaría el antisemitismo.[28]

Arthur Koestler, 1969.

La hipótesis ha sido defendida por figuras como el historiador Shlomo Sand, el lingüista Paul Wexler y el genetista israelí Eran Elhaik, pero negada por otros. Por ejemplo el historiador judío Shaul Stampfer considerada que la "conversión masiva" de los jázaros es un mito y nunca sucedió, y que solo la élite gobernante se convirtió al judaísmo. Elhaik asegura haber encontrado evidencia genética que confirma la hipótesis en su estudio de 2012 que solo 3% de los genes descubiertos en poblaciones asquenazíes pueden ligarse al Medio Oriente siendo mayormente europeos.[29]​ Aunque el estudio de Elhaik fue contestado por distintos especialistas criticando su metodología y hallazgos.[30][31][32]

En 2022 el historiador y genetista Kevin Brook explicó que alrededor del 50% de los genes de asquenazíes pueden ligarse al Medio Oriente[33]​ pero también presentó pruebas de que una pequeña proporción de los haplogrupos de asquenazíes se encuentran en poblaciones en el Cáucaso norte y en pueblos túrquicos porque probablemente fueron heredados de los jázaros y los alanos que vivió en Jazaria y Alania. Estos son N9a3a1b1,[34]​ una rama hija de una variedad de ADNmt que se encuentra en baskires[35]​ y los daurs,[36]​ A-a1b3a,[37]​ un haplogrupo mitocondrial de Asia Central que algunos turcomanos de Uzbekistán también poseen y que también se encontró en la antigua Kazajistán,[38][39]​ y G2a-FGC1093, un haplogrupo cromosómico Y que también se encuentra en osetios en Osetia del Norte y los cumucos[40]​ y en un hombre de la Cultura de Koban que fue enterrado en Kabardia-Balkaria durante el siglo V a. C.[41]​ Este análisis no respalda la afirmación de Elhaik de un gran impacto jázaro en el acervo genético de los asquenazíes. En contradicción con Elhaik, Brook no describe a los jázaros como relacionados con los armenios.

Un estudio genético separado en 2022 que fue dirigido por David Reich y Shai Carmi confirmó que N9a3a1b1, como descendiente de N9a3a1b, era de origen asiático central o asiático oriental y ya estaba presente entre los judíos en Érfurt​, Alemania durante el siglo XIV.[42]

En el antisionismo

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Durante la discusión sobre la partición de Palestina la hipótesis fue invocada por políticos británicos como John Hope Simpson y Edward Spears, árabes como Faris al-Joury, Jamal al-Huseiny y Albert Hourani y el estadounidense Benjamin Freedman para oponerse a la fundación de Israel.[43][44]​ Es aún utilizado por algunos círculos antisionistas aunque ha caído en desuso en el mundo árabe.[45]

En el antisemitismo

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La hipótesis jázara fue entusiastamente acogiada por antisemitas como Ezra Pound, el líder del Ku Klux Klan Hiram Wesley Evans, Burton J. Hendrick, el supremacista blanco Lothrop Stoddard, David Duke y Douglas Reed, y se convirtió también en una piedra angular de la teología de la Identidad Cristiana.[22][46][47][48]​ El macartista John Beaty publicaría en 1953 The Iron Curtain over America alegando que los judíos jázaros eran responsables de todas las guerras que había padecido Estados Unidos.[49]​ El jazarismo fue también utilizado por autores antisemitas en la URSS como Borís Rybakov, Mijaíl Artamónov y Lev Gumiliov.[50]​ Sería también utilizado por algunos grupos como la secta destructiva japonesa Aum Shinrikyo la cual reclama para el pueblo japonés el ser descendiente de las tribus perdidas de Israel.[51][52][53]

Referencias

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