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Gálatas 5

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Página que muestra Gálatas 1:2-10 en el Papiro 51, c. 400 d.C.

Gálatas 5 es el quinto capítulo de la Epístola a los Gálatas del Nuevo Testamento de la Biblia cristiana. Su autor es Pablo el Apóstol para las iglesias de Galacia, escrito entre los años 49-58 d. C.[1]​. Este capítulo contiene una discusión sobre la circuncisión y la alegoría del «Fruto del Espíritu Santo».[2]

Texto

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El texto original fue escrito en griego koiné. Este capítulo está dividido en 26 versículos.

Comentarios previos

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Pablo, en este capítulo y parte del siguiente, resalta cómo la salvación realizada por Cristo transforma la vida del creyente. Esta salvación trae una libertad esencial, la cual no es una simple independencia, sino la capacidad de actuar conforme al amor cristiano, es decir, en caridad. En el pasaje de Gálatas 5,1–6,10, San Pablo subraya que sólo desde la libertad otorgada por Cristo se puede vivir en auténtico amor, y esta caridad es la que guía y perfecciona esa misma libertad.

Además, San Pablo ofrece un testimonio personal sobre cómo vive esta libertad en su vida. Él se presenta como un ejemplo de lo que significa vivir plenamente conforme a la nueva creación en Cristo, destacando que su existencia está marcada por la cruz y el rechazo de las imposiciones externas que intentan condicionar su libertad en Cristo y que la ley de Cristo es ley de libertad, en contraste con la ley de la circuncisión. Las obras de la Nueva Ley, obras del Espíritu, se oponen a las obras que produce la carne y el pecado. El precepto fundamental de la ley de Cristo es la caridad.[3]

Referencias del Antiguo Testamento

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Versículo 1

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Nueva Biblia del rey Jacobo

Manteneos, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no volváis a enredaros con yugo de esclavitud.'[4]

Nueva Versión Estándar Revisada

Para la libertad nos ha liberado Cristo.
Manteneos firmes, pues, y no volváis a someteros a un yugo de esclavitud.'[4]

El griego de la primera parte del Versículo se considera torpe, que entre muchas posibilidades, se sugiere que sea una conclusión de la alegoría Agar-Sara o un breve párrafo puente independiente entre la alegoría y los nuevos temas de los capítulos 5 y 6.[5]

Ni circuncisión ni incircuncisión (5:2-12)

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Estos versículos traen a colación el tema central que se menciona en capítulo 2 sobre el abismo entre «ser justificado por la ley» y «vivir por la fe a través del Espíritu», en este caso un tema que está relacionado con la circuncisión.[2]

Versículo 6

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Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión sirven de nada, sino la fe que obra por el amor.[6]
  • «Prevalece»: traducido de la palabra griega ἰσχύει, ischyei,[7]​ «prevalece»; la misma palabra aparece en Mateo 5:13 y Santiago 5:16, entre otros.[8]

Comentario a los versículos 1-12

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La libertad cristiana surge de la redención realizada por Cristo. Desde esa libertad, el creyente busca la justicia o santidad, impulsado por el Espíritu de Jesús. Ya no importa su origen, sea judío o gentil, circuncidado o no, lo que realmente cuenta es la fe activa en la caridad, una fe que lleva a amar a Cristo y, a través de ese amor, a todos los demás. Esta fe es una fe viva, la virtud sobrenatural que impulsa la voluntad hacia el amor. En contraste, la fe muerta es aquella que, carente de obras, no se traduce en acciones, siendo solo una deformación de la verdadera fe.[9]

...la fe, si no se le añade la esperanza y la caridad, ni nos une perfectamente con Cristo, ni nos hace miembros vivos de su Cuerpo. Por esta razón se dice con toda verdad que “la fe sin las obras está muerta” y ociosa y que “en Cristo Jesús no tienen valor ni la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que actúa por la caridad” (Ga 5,6; 6,15).[10]
Cuando se pregunta si algún hombre es bueno —dice San Agustín—, no se averigua qué cree o espera, sino qué es lo que ama. Porque quien ama rectamente sin duda alguna también cree y espera rectamente; pero el que no ama, en vano cree, aunque sea verdad lo que cree (…). Por tanto, ésta es la fe de Cristo, que encarece el Apóstol, la que “actúa por la caridad”.[11]

En los versículos 7-12 de Gálatas, Pablo retoma el tema de la conversión de los gálatas y les advierte nuevamente contra aquellos que los estaban perturbando con enseñanzas falsas. A pesar de las dificultades, expresa su confianza en que los cristianos de Galacia volverán a la verdad del Evangelio que él les predicó. En el versículo 11, parece que algunos de sus opositores lo acusaban falsamente de seguir promoviendo la circuncisión, posiblemente basándose en el caso de Timoteo, a quien Pablo había circuncidado por razones prácticas (Hechos 16,1-3).

Sin embargo, Pablo niega categóricamente que predicara la circuncisión como necesaria para la salvación. Si lo hubiera hecho, argumenta, no habría sido perseguido y la cruz de Cristo no seguiría siendo un escándalo. En el versículo 12, Pablo usa un tono irónico, sugiriendo que si sus oponentes son tan entusiastas por la circuncisión, podrían ir más allá y castrarse completamente. Santo Tomás de Aquino interpreta esta declaración como una crítica a los promotores de la circuncisión, que Pablo compara con la castración ritual que se realizaba en los cultos a divinidades como Artemisa (Cibeles), común en Asia Menor. Este tipo de castración también implicaba la exclusión de la comunidad, como señala el Deuteronomio 23,2.

Vivir por el Espíritu (5:13-26)

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Imagen con palabras de Gálatas 5:14 (Rob Hille; 2013)

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En esta sección Pablo contrasta «vivir por el Espíritu» con «gratificar los deseos de la carne», que son dos formas opuestas de vivir.[2]

Versículo 14

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Pues toda la ley se cumple en una sola palabra, en esto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.»[12]

Usando la cita de Levitico 19:18 Pablo habla positivamente de la ley que se «cumple» en la venida de Cristo.[2][13]

Las obras de la carne

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Pablo enumera las obras de la carne (Versículos 19-21) como los comportamientos que impedirían a los individuos heredar el reino de Dios.[14]

Versión inglesa estándar

19Ahora bien, las obras de la carne son evidentes: inmoralidad sexual, impureza, sensualidad, 20idolatría, hechicería, enemistad, pleitos, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, divisiones, 21envidia, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Les advierto, como ya les advertí antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Traducción de la Buena Nueva

19Lo que hace la naturaleza humana es bastante evidente. Se manifiesta en acciones inmorales, sucias e indecentes;20en la adoración de ídolos y la brujería. La gente se enemista y se pelea; se vuelven celosos, iracundos y ambiciosos. Se separan en partidos y grupos; 21son envidiosos, se emborrachan, tienen orgías y hacen otras cosas por el estilo. Os lo advierto ahora como antes: los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios.

Las listas o catálogos de vicios (y también listas de virtudes como la de Gálatas 5:22-23) eran una forma de instrucción ética muy común en el mundo grecorromano.[15]

Comentarios a los versículos 13-26

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Para San Pablo, la libertad cristiana no es un pretexto para el libertinaje, sino que está vinculada al cumplimiento de la ley de Cristo, que reafirma y profundiza los mandamientos del Decálogo (vv. 13-15). Cristo renovó los diez mandamientos dándoles un nuevo impulso, mostrando que su clave y resumen es el amor. Este amor a Dios implica necesariamente el amor al prójimo, siendo el fundamento de toda la ley.[16]

Puede también preguntarse —comenta San Agustín— por qué el Apóstol habla aquí sólo del amor al prójimo, con el cual dijo que se cumple la Ley (…), cuando en realidad la caridad sólo es perfecta si se viven los dos preceptos del amor a Dios y al prójimo (…). Pero ¿quien puede amar al prójimo, es decir, a todo hombre, como a sí mismo, si no ama a Dios, ya que sólo con su precepto y su don puede cumplir el amor al prójimo? De ahí que, como ambos preceptos no se pueden guardar uno sin otro, basta nombrar uno de ellos.[17]

La libertad, según San Pablo, implica que el ser humano es capaz de dirigirse hacia Dios, su verdadero y último fin. Esta libertad se manifiesta cuando la persona es guiada por el Espíritu de Dios, quien fortalece el espíritu humano para vencer las inclinaciones de la carne, las cuales son condenadas por la Ley. Al ser conducido por el Espíritu, el creyente produce frutos superiores a los exigidos por la Ley. Sin embargo, cuando no se vive según el Espíritu, la persona sucumbe a los deseos de la carne.[18]

Se dice que alguien vive según la carne cuando vive para sí mismo. En este caso, por “carne” se entiende todo el hombre. Ya que todo lo que proviene del desordenado amor a uno mismo se llama obra de la carne.[19]
Los frutos enumerados por el Apóstol son aquellos que el Espíritu Santo causa y comunica a los hombres justos, aun durante esta vida, y están llenos de toda dulzura y gozo, pues son propios del Espíritu Santo, que “en la Trinidad es el amor del Padre y del Hijo y que llena de infinita dulzura a todas las criaturas.[20][21]

Tradicionalmente, la catequesis cristiana, al hilo de los vv. 22 y 23 según la Vulgata (que añade la paciencia, la fidelidad y la modestia), habla de doce frutos.

Véase también

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Referencias

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  1. Stanton, 2007, pp. 1152-1153.
  2. a b c d Stanton, 2007, p. 1163.
  3. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10148). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  4. a b Gálatas 5:1 RVR
  5. Stanton, 2007, pp. 1162-1163.
  6. Gálatas 5:6 Nueva Biblia del rey Jacobo]
  7. Análisis del texto griego de 2 Pedro 1:1. Biblehub
  8. Bengel, Johann. Gnomon de Bengel del Nuevo Testamento. Gálatas 5. Consultado el 24 de abril de 2019.
  9. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10149). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  10. Concilio de Trento, De iustificatione, cap. 7
  11. Agustín de Hipona Enchiridium 117
  12. Gálatas 5:14 RVR
  13. Stanton encuentra que la traducción de la NRSV «toda la ley se resume» es engañosa, porque el verbo significa 'cumplir'. Stanton 2007, p. 1163
  14. Stanton, 2007, p. 1164.
  15. Coogan, 2007, p. 318 Nuevo Testamento.
  16. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10151). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  17. Agustín de Hipona; Expositio in Galatas 45
  18. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10151). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  19. Agustín de Hipona, De civitate Dei 14,2
  20. Agustín de Hipona, De Trinitate 5,9
  21. León XIII, Divinum illud munus, n. 12

Bibliografía

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Enlaces externos

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