Nosotros, para acrecentar el esplendor y el fruto de esta solemnidad, concedemos por nuestra autoridad:
1) Que en todas las iglesias de la Orden de los Predicadores, y en cualquier otra iglesia o capilla pública, o donde el público pueda entrar, y especialmente en los seminarios, colegios y casas de educación de la juventud, se celebre un triduo, un octavario o una novena, en la cual puedan ganarse las mismas indulgencias que se conceden para semejantes funciones en honor de los santos o bienaventurados.
2) Que en las iglesias de los hermanos y de las hermanas de la Orden dominicana, con ocasión de este solemente centenario, puedan los fieles, confesados sus pecados y recibida la Eucarsitica, ganar indulgencia plenaria cada día que oren delante del altar de Santo Tomás.
3) Que en las iglesias dominicanas los sacerdotes de la Orden y los terciarios, durante el año del centenario, puedan todos decir u oír la Misa en honor de Santo Tomás, como en el día de la fiesta, recitando en ella u omitiendo, según el rito del día, el Gloria y el Credo, concediendo, tanto al que celebre la misa, como a los que la oigan, indulgencia plenaria en las condiciones acostumbradas.
Procúrese, además, tener en los seminarios y en los otros institutos eclesiásticos, durante este tiempo, un solemne debate filosófico o de otra importante disciplina en honor del Doctor Angélico. Y, para que después la fiesta de Santo Tomás se celebre como Patrono de todas las escuelas católicas, Nosotros queremos que en este día se tenga vacación de las clases, y que no solamente se celebre la misa solemne, sino también que, al menos en los seminarios y en las familias religiosas, se tenga uno de debates de que hemos hablado.
Finalmente, a fin de que bajo la dirección del Maestro de Aquino, los estudios de nuestros alumnos den cada vez mayores frutos para la gloria de Dios y provecho de la Iglesia, añadimos a estas letras, con la recomendación de divulgarla, la fórmula de lo oración que él mismo usaba.