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Onomatopeya

imitación lingüística o representación de un sonido natural o de otro acto acústico no discursivo

La onomatopeya[1]​(del griego clásico ὀνόματος [onómatos] –genitivo de ὄνομα [ónoma], ‘nombre’– y ποιΐα [poiía], ‘hacer’ > en latín onomatopoeïa) es la representación de un sonido natural o de otro acto acústico no discursivo. Según la Real Academia Española, es la imitación del sonido de algo en el vocablo que se forma para significarlo o vocablo que imita o recrea el sonido de la cosa o la acción nombrada. Ejemplos típicos de onomatopeyas son «bum», «clap», «pam», «ah», «bing», «clic», «pum», «cabum», «fui fuiu», etc. También pueden ser casos para referirse a fenómenos visuales como «zigzag».[2]

Onomatopeya de una bomba.

Existen onomatopeyas en todos los idiomas aunque suelen diferir de uno a otro, a veces radicalmente, ya que la mayoría de los sonidos no se pueden articular fonéticamente.

El idioma japonés es posiblemente la lengua más rica en onomatopeyas, ya que estas se encuentran incorporadas en el habla cotidiana y se utilizan tanto para describir sonidos como figuras o para enriquecer acciones. Existen así, por ejemplo, alrededor de diecisiete onomatopeyas para describir el acto de caminar, permitiendo discernir entre pequeños pasos de bebé, un paso acelerado o un caminar arrastrando los pies.

En la creación literaria, la onomatopeya busca reflejar algo más que el sonido, bien mediante palabras como en “el chasquido del látigo", "el borboteo de un líquido caliente" o "el chisporrotear de la leña ardiendo", que además del sonido parecen reflejar la acción misma.

Las onomatopeyas pueden ser visuales o auditivas. Las visuales, utilizadas en la poesía de vanguardia desde Apollinaire, pueden emplear la metáfora gráfica o caligrama. Las auditivas, empero, son las más usadas en la poesía clásica. También es una palabra formada por imitacion de un sonido, de un ruido o incluso de un fenómeno visual, con el que también está vinculada semánticamente.

Un ejemplo de onomatopeya visual es la expresión ¡PLOP! (la cual viene acompañada del personaje cayéndose hacia atrás), la cual sale al final de las historietas de la revista chilena Condorito.

Algunas teorías lingüísticas consideran las onomatopeyas como el origen del lenguaje, diciendo que los primeros humanos en hablar lo hicieron imitando los sonidos que habla a su alrededor.

Onomatopeyas en animales

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Frecuentemente, las onomatopeyas se emplean para describir el sonido emitido por animales, variando entre distintos idiomas. Algunos ejemplos son los siguientes:

Animal Español Asturiano[3] Alemán Francés Inglés Japonés[4] Polaco Húngaro
Ave pío pío[5] char piep cui / piou chirp / cheep / peep / tweet ぴよ (piyo) pi
Cerdo ¡oenc, oenc! u ¡oinc, oinc! grunz / oink oin oink ブーブー (buubuu) kwik röf
Cuervo cra[6] gua kwrah croa caw 力ー力ー (kaakaa) kár
Gallo quiquiriquí / cocorocó*[7] cacaracá kikeriki coco rico cock-a-doodle-doo コケコッコー (kokekokkoo) kukuryku / kikiriki kukurikú
Gato miau[8] mau miau miaou meow ニャー (nyaa) miau miáu
Grillo cricrí[9] gri zirp chirp cr
Oveja/Cabra bee / mee[10] mäh baa メェー (mee) mee / bee bee
Pato cua cua quak coin quack ガーガー (gaagaa) kwak háp
Pavo gluglú gobble-gobble-gobble
Perro guau[11] güou wau / wuff ouah arf / woof ワン (wan) hau vau
Rana croac cra quaak coa croak / ribbit ゲロ (gero) kum brekeke
Vaca muu[12] mu muh meuh moo モー (moo) muu

* Variante aceptada en Argentina y Chile.

Véase también

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Referencias

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Enlaces externos

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