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Vasar

mueble para guardar la vajilla
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Vasar , vajillero o bifé denomina tanto al espacio como al elemento arquitectónico o mueble, que en las cocinas y despensas, sirve para poner la vajilla.[1][2]​ Suelen estar fabricados en obra formando repisas, poyos o estantes de ladrillo, adobe o yeso; o bien —como rústicas alacenas, cuando la anchura de los muros lo permite— abriendo huecos en las paredes de las cocinas, despensas o comedores. También hay modelos de carpintería, formando estantes con baldas blanqueadas, a menudo adornadas con una tela cortada a su tamaño que remataba con un volante o cenefa, a veces hecho a ganchillo.[3]

Original vasar esquinero en la cocina de la Casa Prat de la Riba, en Castelltersol (Barcelona).

Etimología

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La palabra procede del latín «vasarium-ii», a su vez de las palabras vās (“contenedor”) +‎ -ārium (“sufijo que denota pertenencia”).[1][4]

Modelos etnográficos

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El desarrollo de la industria del mueble, a partir de sectores artesanos ancestrales a lo largo del siglo XIX, y su explotación industrial en el siglo XX, revolucionaron tanto el moblaje y enseres de hogares y viviendas como la distribución de espacios de las casas.[5]

Antes, las cocinas, en especial en el medio rural, carecían de otro mobiliario que el más elemental necesario, una mesa, unas sillas y baúles en proporción a la riqueza de la casa; el resto (además del fuego bajo, el anafre o los fogones de placa de hierro) lo componían diferentes tipos de vasares y alacenas que albergaban la vajilla, la cacharrería, los alimentos que no se guardaban en las despensas —si las había— y demás utensilios para cocinar y comer.[6]​ En las postrimerías del Siglo de Oro Español, "vasar" podía llegar a ser sinónimo de patrimonio mueble de un individuo; con ese sentido lo utiliza Diego de Torres Villarroel en la narración biográfica titulada Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor Diego de Torres Villarroel (1743), cuando a su llegada a la corte madrileña en 1723, dice así:[7]

"...Hice las diligencias de encontrar casa, y planté mi rancho en el escondite de uno de los casarones de la calle de la Paloma. Alquilé media cama, compré un candelero de barro y una vela de sebo que me duró más de seis meses, porque las más noches me acostaba a escuras, y la vez que la encendía me alumbraba tan brevemente, que más parecía luz de relámpago que iluminación de artificial candela. Añadí a estos ajuares un puchero de Alcorcón y un cántaro que llenaba de agua entre gallos y media noche en la fuente más vecina, y un par de cuencas, que las arrebañaba con tal detención la vez que comía, que jamás fue necesario lavarlas; y éste era todo mi vasar, porque las demás diligencias las hacía a pulso y en el primer rincón donde me agarraba la necesidad."
Diego de Torres Villarroel

Buena parte de la tipología que la tradición arquitectónica popular ha dejado como testimonio etnográfico puede verse en los museos relacionados con el folclore, las artes decorativas o suntuarias, o de tradiciones y costumbres populares.[8]​ También se conservan modelos en palacios y castillos restaurados de Portugal, Francia, Italia, España, Grecia y los países mediterráneos del Norte de África.[9]

Un vasar de Emilia Pardo Bazán

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Emilia Pardo Bazán, una de las maestras de la novela realista española, abre su relato de 1883 La Tribuna con una escena rural en la que el vasar casi aparece como un mudo protagonista más:[10]

"La luz del candil y los reflejos de la lumbre arrancaban destellos a la hojalata limpia, al barro vidriado de las cazuelas del vasar, y la temperatura se suavizaba, se elevaba, hasta el extremo de que el señor Rosendo se quitase la gorra con visera de hule, descubriendo la calva sudorosa, y la niña echase atrás con el dorso de la mano sus indómitas guedejas que la sofocaban. (...) Volvió el padre la cabeza, y con expresivo arqueamiento de cejas indicó un anaquel del vasar. Encaramose la chiquilla trepando sobre la artesa, y bajó un mediano trozo de pan de mixtura, en el cual hincó el diente con buen ánimo."
Emilia Pardo Bazán La Tribuna (capítulo I)

Véase también

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Referencias

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  1. a b Real Academia Española. «vasar». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Consultado el 30 de septiembre de 2022. 
  2. Casares, Julio. Diccionario Ideológico de la Lengua Española. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 1975; p. 855. isbn 84-252-0126-8
  3. Julia Abad y Francisco Matarín: "La cocina rural espacios, utensilios y ritos", págs. 81-84 (enlace en Dialnet). Consultado en enero de 2015
  4. José León Martín Viana: "Antiguas palabras castellanas". Revista de Folklore, número 76, páginas 119-128 (1987). Consultado en enero de 2015
  5. Martínez-Feduchi, Luis María (1994). Historia del mueble. Naturart, S.A. ISBN 978-8480760768. 
  6. Estudio de Abad y Matarín, págs. 81-84 Consultado en enero de 2015
  7. Diego de Torres Villarroel, Vida (edición de 1799; página 135). Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Consultado en enero de 2015
  8. BURR, Grace Hardendorff, Hispanic furniture. With examples in the Collection of the Hispanic Society of America, Nueva York: The Archive Press, 1941, (segunda edición de 1964).
  9. Diccionario Enciclopédico Abreviado Espasa-Calpe (tomo VII, p. 906), Madrid, 1957.
  10. Emilia Pardo Bazán, La Tribuna (texto en línea en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes). Consultado en enero de 2015

Enlaces externos

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