Juan Rufo
Juan Rufo Gutiérrez[1] (Córdoba, 1547-ibídem, 1620) fue un escritor y soldado español.
Juan Rufo | ||
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Juan Rufo Gutiérrez, ilustración de La Avstriada, Madrid, 1584. Inscripción: «Ioannis Rvfi Cordvbensis effigies. Aetatis svae XXXVII». Biblioteca Nacional de España. | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Juan Rufo Gutiérrez | |
Nombre en español | Juan Gutiérrez | |
Nacimiento |
1547 Córdoba, España | |
Fallecimiento |
1620, 73 años Córdoba, España | |
Nacionalidad | español | |
Familia | ||
Hijos | Luis | |
Educación | ||
Educado en | Universidad de Salamanca | |
Información profesional | ||
Ocupación | Militar, escritor | |
Seudónimo | Juan Rufo | |
Biografía
editarEra hijo de un tintorero apellidado Rofos. Viajó a Portugal para esconderse por ciertas irregularidades administrativas. Cambió su apellido Gutiérrez en Rufo, variando el Rofos de su padre. Vivió en Toledo y en Sevilla, en Madrid y en Nápoles. Perdió buenamente el tiempo como estudiante en Salamanca. Sufrió varios encarcelamientos por aventuras galantes y toda su vida fue una lucha continua por salir de sus deudas de juego. Fue jurado de su ciudad, Córdoba, cargo al que renunció nueve veces, y cronista de Don Juan de Austria, al que acompañó en la campaña de Granada contra los moriscos sublevados (1568). En la batalla de Lepanto estuvo en la misma galera de este famoso general, y sobre dicha experiencia compuso su poema épico la Austríada (1584), reimpreso rápidamente dos veces más y elogiado por Cervantes en el escrutinio de la biblioteca de Don Quijote como uno de los tres mejores libros castellanos en verso heroico y una de las más ricas prendas de poesía de España. Muerto su padre regresó a Córdoba y se hizo cargo de la tintorería familiar. Su hijo Luis Rufo[2] (1581-1653) también sobresalió en las letras: fue escritor y pintor.[3][4]
Obras
editarLa Austríada (1584) fue alabada por autores contemporáneos como Luis de Góngora o Miguel de Cervantes. En sus primeros dieciocho cantos se limita a versificar la Historia de las guerras de Granada de Diego Hurtado de Mendoza, que conoció manuscrita, y en lo que respecta a la batalla de Lepanto dispuso del mismo Juan de Austria como fuente, pero su valor poético no es muy elevado, pese a que el autor empleó diez años en retocarla y pulirla. Frente a otras obras del género, su estilo no se presenta excesivamente deudor de la retórica; lo que más utiliza son anáforas, símiles e interrogaciones retóricas, por lo cual se presenta como más accesible al lector que otras obras del género. Sigue fielmente la cronología y se muestra realista y poco deudor de la épica italiana, de la cual sólo toma como modelo a Ludovico Ariosto. De Toledo salieron Las seiscientas apotegmas (1596) que suponen uno de los primeros ejemplos de literatura epigramática en lengua española: dichos, aforismos, breves y brillantes reflexiones, en las que, además de la sagacidad y sensibilidad de su autor, se encierra la vida cotidiana de una época. Pese al título, consta de 707 apotegmas; sigue como modelo la Floresta española de apothegmas de Melchor de Santa Cruz, aparecida en 1574. Aunque coinciden generalmente en contenido y estilo, la obra de Rufo es más moralista y carece de estructura temática. Es una colección de anécdotas, de influjo erasmista. La obra está escrita con un gran dominio de la lengua y revela en el escritor a alguien muy dotado para el ingenio y la frase aguda.
Referencias
editar- ↑ Navarro Durán, Rosa, Enciclopedia de escritores en lengua castellana, Barcelona: Planeta, 2000, página 553.
- ↑ A quien dedicó su Carta a su hijo, publicada en la segunda parte de Las seiscientas apotegmas, Navarro Durán, Rosa, Enciclopedia de escritores en lengua castellana, Barcelona: Planeta, 2000, página 553.
- ↑ Pedro Ruiz Pérez (2018). Juan Rufo, retrato y carátula de autor (6). Creneida: Anuario de Literaturas Hispánicas. pp. 46-75. ISSN 2340-8960.
- ↑ Enrique Soria Mesa (2018). Juan Rufo, judeoconverso. El origen judío del autor de La Austríada (6). Creneida: Anuario de Literaturas Hispánicas. pp. 8-45. ISSN 2340-8960.
- ↑ El texto dice así:
Francisco de Figueroa y Fernando de Herrera, que entrambos han merecido nombres de divinos; Pedro Padilla, el doctor Campuzano, López Maldonado, Miguel Cervantes, el jurado Rufos, el doctor Soto, don Alonso de Ercilla, Liñán de Riaza, don Luis de Vargas Manrique, don Francisco de la Cueva y el Licenciado Berrio, y este Lope de Vega que comienza agora.
LUD.— ¿Esos son todos los que hay ahora en España?
CÉS.— Déstos tengo noticia, y de Bautista de Vivar, monstro de naturaleza en decir versos de improviso con admirable impulso de las musas, y aquel furor poético que en su Platón divide Marsilio Ficino en cuatro partes.