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Revisionismo histórico (negacionismo)

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El revisionismo histórico con intencionalidad política consiste en la manipulación de hechos históricos con finalidad política. El revisionismo histórico es el estudio y reinterpretación de la historia, sobre la base de la reexaminación crítica del conocimiento disponible sobre un evento histórico. Esta visión académica de analizar la historia es utilizada por algunos para distorsionar tendenciosamente el registro histórico con fines políticos, buscando que ciertos hechos parezcan más favorables o perjudiciales de lo que realmente fueron. En el caso de que esta mistificación tenga por objetivo el negar un crimen histórico, pasa a ser denominada negacionismo.[1][2][3]

A diferencia de la propaganda, que apela a las emociones, el negacionismo apela al intelecto, usando varias técnicas ilegítimas para proponer un punto de vista. Estas técnicas incluyen presentar como auténticos documentos que son falsos, inventar razones ingeniosas, pero no plausibles para desconfiar de documentos genuinos, atribuir sus propias conclusiones a libros y otras fuentes que digan lo contrario, manipular series estadísticas para apoyar sus puntos de vista y traducir mal deliberadamente textos en otros idiomas.[4]

Ejemplos notables de revisionismo histórico ilegítimo (negacionismo) lo constituyen el negacionismo del Holocausto, el negacionismo de los genocidios indígenas y el negacionismo turco del holocausto armenio. El negacionismo es también utilizado por grupos de odio en Internet y sus efectos pueden encontrarse descrito en la literatura (por ejemplo, en la novela 1984 de George Orwell). En algunos países, el negacionismo de ciertos eventos históricos es considerado un delito.

En India, los historiadores con credenciales académicas impecables y reconocimiento internacional, como R.S. Sharma, Romila Thapar, Bipan Chandra, Satish Chandra y Gurú Arjan, cuyos libros de texto han sido utilizados en las escuelas por un largo tiempo, han estado bajo un ataque virulento por parte de los comunalistas[5]​ y sus libros fueron distorsionados o retirados debido a la presión política.

El uso político de la historia lo practican tanto grupos hegemónicos como otros que contestan esa hegemonía: ya sea la historia de la existencia de una comunidad nacional, del sufrimiento de una clase social, del pedigrí democrático de una opción política, o de los derechos de un determinado colectivo.

Motivaciones del negacionismo

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El "revisionismo histórico" puede ser usado como una etiqueta para describir los puntos de vista de historiadores autodidactas o disidentes que publican artículos que deliberadamente tergiversan y manipulan la evidencia histórica. Algunos de estos historiadores, como David Irving, un defensor del negacionismo del Holocausto, se han denominado a sí mismos revisionistas históricos.[4]​ Esta etiqueta ha sido utilizada de forma peyorativa para describir a estos historiadores criticando su trabajo.

Las motivaciones de los negacionistas pueden ser diversas. En el caso de la negación del genocidio judío por los nazis, las razones parecen ser principalmente el antisemitismo y la voluntad de defender -incluso negando la realidad de los hechos- al régimen nazi y a sus colaboradores (como la Francia de Vichy). Así, se han publicado historias populares que desafían la posición generalmente aceptada de un período dado, como es el caso del Holocausto. Para ello, minimizan su magnitud y encubren otros crímenes de guerra nazi, mientras que hacen hincapié en el sufrimiento de las poblaciones del Eje en manos de los Aliados, subrayando que los aliados cometieron también crímenes de guerra.

La negación de un genocidio (Holocausto, genocidio armenio, genocidio de Ruanda, etc.) busca de hecho obtener un sobreseimiento para lo que es admitido como un crimen y retirar a las víctimas o a sus deudos todo derecho a reparación alguna (en ausencia del crimen, no existen ni criminales ni víctimas). El negacionismo puede así servir para proteger tanto a los actores de un genocidio, como a sus cómplices y herederos ideológicos, así como también ser o no una política de Estado.​[nota 1]

Destrucción de los Códices mexicanos

Las tesis negacionistas se fundamentan muy a menudo en hechos maquillados o en la omisión deliberada de elementos de cargo. En consecuencia, se estima que sus tesis son producto de extremistas y falsificadores, con el fin de mostrar determinado hecho criminal como socialmente aceptable en su contexto.

Ejemplos similares pueden presentarse en el otro extremo de la escala política, cuando los estalinistas y maoístas intentan (al igual que los revisionistas antisemitas) encubrir o minimizar atrocidades mayores llevadas a cabo bajo algunos de estos regímenes. Es el caso del Gran Salto Adelante de Mao donde hasta 43 millones de personas murieron de hambre,[7]​ el genocidio camboyano, el Gulag en la Unión Soviética o el Holodomor contra el pueblo ucraniano.[8]​​O más recientemente, el caso del negacionismo del gobierno chino sobre sucesos como la masacre de la plaza de Tiananmen y el genocidio uigur.[9][10][11]

La historia usada para generar consenso

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Para los antropólogos, en la medida en la que la legitimidad de las comunidades políticas a menudo se basa en la identidad compartida por sus miembros, contar con una historia común en la que se realza la solidaridad interna y la rivalidad con los extraños suele formar parte de la propia existencia de esa comunidad política. La presencia de señales de esa historia común y signos de su valor en el presente forma parte de lo que Michael Billig denominó nacionalismo banal.

La historia enseñada en las escuelas suele construir el relato histórico haciendo referencia a la perennidad de la comunidad política considerada legítima por quienes están en el sistema educativo. En las sociedades en las que hay conflictos identitarios, el contenido de los libros de texto puede resultar problemático.

La política de conmemoraciones de acontecimientos históricos, por otra parte, intenta hacer partícipes a los ciudadanos de un acontecimiento del pasado y crear una solidaridad entre ellos y lo que se les presenta como "su" historia, para legitimar la existencia de la comunidad política. Este tipo de rituales cívicos fue propuesto por Augusto Comte como mecanismo para generar solidaridad entre los ciudadanos en una sociedad racionalizada. Él mismo elaboró una tabla de personajes y acontecimientos históricos que deberían ser objeto de conmemoración en cada país.

La Unión Europea incluye la investigación y la docencia de la historia de Europa como una línea para generar solidaridad entre los europeos. Subvenciona la realización de investigaciones y la traducción de libros que realzan el legado común europeo frente a las historias de rivalidades y guerras entre países europeos.

Véase también

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Notas

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  1. Casos podrían incluir la postura de Turquía sobre el genocidio armenio, la controversia por los libros de historia en Japón o en el pasado, la postura soviética sobre el Holodomor.[6]

Bibliografía

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  • De Riquer Permanyer, Borja. «El uso político de la historia [1]». El País, 1-12-2005. 
  • varios autores (1999). La política de la historia. Historia y Política nº 1. 

Referencias

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  1. 'Negationism' derives from the French Le négationnisme, denoting Holocaust denial.(Kornberg, Jacques. The Future of a Negation: Reflections on the Question of Genocide.(Review) (book review), Shofar, January 2001) It is now also sometimes used for more general political historical revisionism as (PDF) UNESCO against racism world conference 31 August – 7 September 2001 "Given the ignorance with which it is treated, the slave trade comprises one of the most radical forms of historical negationism."
    Pascale Bloch has written in International law: Response to Professor Fronza's The punishment of Negationism (Accessed ProQuest Database, 12 October 2011) that:
    "[R]evisionists" are understood as "negationists" in order to differentiate them from "historical revisionists" since their goal is either to prove that the Holocaust did not exist or to introduce confusion regarding the victims and German executioners regardless of historical and scientific methodology and evidence. For those reasons, the term "revisionism" is often considered confusing since it conceals misleading ideologies that purport to avoid disapproval by presenting "revisions" of the past based on pseudo-scientific methods, while really they are a part of negationism.
  2. Kriss Ravetto (2001). The Unmaking of Fascist Aesthetics, University of Minnesota Press ISBN 0-8166-3743-1. p. 33
  3. "The two leading critical exposés of Holocaust denial in the United States were written by historians Deborah Lipstadt (1993) and Michael Shermer and Alex Grobman (2000). These scholars make a distinction between historical revisionism and denial. Revisionism, in their view, entails a refinement of existing knowledge about an historical event, not a denial of the event itself, that comes through the examination of new empirical evidence or a re-examination or reinterpretation of existing evidence. Legitimate historical revisionism acknowledges a 'certain body of irrefutable evidence' or a 'convergence of evidence' that suggest that an event – like the black plague, American slavery, or the Holocaust – did in fact occur (Lipstadt 1993:21; Shermer & Grobman 200:34). Denial, on the other hand, rejects the entire foundation of historical evidence. ..." Ronald J. Berger. Fathoming the Holocaust: A Social Problems Approach, Aldine Transaction, 2002, ISBN 0-202-30670-4, p. 154.
  4. a b Evans, Richard J. (2001). Lying About Hitler: History, Holocaust, and the David Irving Trial (en inglés). pp. 145. ISBN 0-465-02153-0.  El autor es profesor de Historia Moderna en la Universidad de Cambridge y ha sido el principal testigo experto en el juicio Irving v. Lipstadt. Su libro presenta tanto su punto de vista sobre el juicio como su informe como testigo experto, incluyendo su investigación sobre el conteo de muertos en Dresden.
  5. D.R. Chaudhry (28 de abril de 2002). Critiques galore!. The Tribune. Consultado el 6 de marzo de 2009. 
  6. Richard Pipes Russia Under the Bolshevik Regime, Vintage books, Random House Inc., New York, 1995, ISBN 0-394-50242-6, pages 232-236.
  7. Peng Xizhe (彭希哲), "Demographic Consequences of the Great Leap Forward in China's Provinces," Population and Development Review 13, no. 4 (1987), 639-70.
    Para un sumario de otros estimados, véase este enlace
  8. Las fuentes difieren sobre la interpretación de diversas declaraciones de diferentes gobiernos en cuanto a qué países reconocían oficialmente la hambruna como genocidio. Por ejemplo, tras la declaración emitida por el Seimas de Lituania del 13 de marzo de 2008, el número total de países ascendía a 19 (según la BBC News ucraniana: "Латвія визнала Голодомор ґеноцидом"), 16 (según el Korrespondent, edición rusa: "После продолжительных дебатов Сейм Латвии признал Голодомор геноцидом украинцев"), "más de 10" (según el Korrespondent, edición ucraniana: "Латвія визнала Голодомор 1932-33 рр. геноцидом українців")
  9. «Nation & World | Web-savvy & cynical: China's youth since Tiananmen | Seattle Times Newspaper». web.archive.org. 12 de mayo de 2011. Archivado desde el original el 12 de mayo de 2011. Consultado el 28 de abril de 2024. 
  10. Ruan, Lotus; Knockel, Jeffrey; Ng, Jason Q.; Crete-Nishihata, Masashi (30 de noviembre de 2016). One App, Two Systems: How WeChat uses one censorship policy in China and another internationally (Citizen Lab Research Report No. 84). University of Toronto. Consultado el 28 de abril de 2024. 
  11. Abdul, Geneva (1 de septiembre de 2022). «Lawyer criticises UN report’s failure to call Uyghur oppression ‘genocide’». The Guardian (en inglés británico). ISSN 0261-3077. Consultado el 28 de abril de 2024. 

Enlaces externos

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