Repsol se suma a la eólica marina con la propuesta de instalar 70 aerogeneradores en la Costa Brava

La Costa Brava, por el momento la única zona de Cataluña donde está permitida la ubicación de un parque eólico marino, sigue estando el punto de mira de los promotores de esta fuente renovable. Siete son los proyectos que pueden optar al futuro concurso que debe convocar el Estado para instalar molinos de viento en el golfo de Roses. El último que se ha conocido lo proyecta Repsol Renovables, con 70 aerogeneradores flotantes de 15 MW de potencia por unidad y 1.050 MW global. Es el segundo proyecto en magnitud de los que se plantean en esta zona conocida oficialmente como LEBA-1, y está en fase de consultas previas. Algunos ayuntamientos afectados y grupos ecologistas ya han mostrado su rechazo al plan, que abarcará de Cadaqués a Begur pasando por tres espacios marinos protegidos y afectando a otras ocho áreas con protección. Han avanzado que presentarán alegaciones.

El proyecto, que recibe el nombre de Mediterráneo-1, se registró el 15 de noviembre del año pasado y desde el pasado día 16 de agosto se encuentra en fase de consultas previas. Según la documentación a la que ha tenido acceso EL PAÍS, que todavía no es publica en la web del Ministerio de Transición Ecológica, se compone de un área de implantación marina de 250 kilómetros cuadrados, desde Cadaqués, pasando por el golfo de Roses, Illes Medes, hasta Begur. No concreta las medidas de cada molino, pero, según la plataforma ecologista Stop Macroparc Eòlic Marí, estarán entre 250-350 metros sobre el nivel del mar, una altura que según sus cálculos podría llegar eventualmente a los 500 metros si se suman las astas del molino. Muy por encima de los otros proyectos. Está previsto que todos ellos se ubiquen a 14 kilómetros de la línea de la costa. Tendrá una línea de evacuación marina de 25,29 kilómetros y un tramo terrestre de otros 29,63 hasta la Subestación (SET) de la Farga. Esta subestación se encuentra ubicada entre los municipios de Cervià de Ter y Sant Julià de Ramis.

El punto de aterraje y zona de transición se localizaría en la Platja del Racó en Begur y el trazado se ha diseñado de manera que pasa por los municipios de Bordils, Flaçà, Foixà, Fontanilles, Gualta, Pals, Rupià, Sant Joan de Mollet, Serra de Daró y Ullastret hasta llegar a Cervià de Ter y Sant Julià de Ramis combinando tramos soterrados de 1,7 kilómetros y aéreos de 27,9.

En esta zona, además, está pendiente el proyecto Plemcat, promovido por la Generalitat y que tiene como objetivo poner a prueba la tecnología prevista en los proyectos de macroparques eólicos antes de implantarlos de forma definitiva.

Siete proyectos

En febrero del año pasado, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico aprobó el documento con el que se regulará donde y cómo construir los parques eólicos marinos. El Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) instauró cinco demarcaciones, una de ellas la Levantinobalear. En esta está incluida la zona del golfo de Roses, el único sitio en Cataluña donde se podrán instalar molinos. Para esta zona, de unos 250 kilómetros cuadrados, se han presentado hasta siete proyectos. Con toda probabilidad solo saldrá elegido uno, aunque pueden ser más si la secretaría general de Energía los ve compatibles, persiguiendo el objetivo de que en 2030 haya en las costas españolas parques eólicos con una potencia de entre uno y tres gigavatios.

El Mediterráneo-1 es el segundo parque eólico marino con mayor potencia proyectada, detrás del llamado Catwind, impulsado una sociedad del grupo Cobra, Instal·lacions i Serveis Moscardo III, que cuenta con 1.200 MW de potencia previstos. El que se presentó primero y por ello se encuentra en una fase de tramitación más avanzada es el Parc Tramuntana, que promueven BlueFloat Energy y SENER, con 1.000 MW de potencia y 65 molinos en dos fases. Es también el que mayor oposición del territorio ha encontrado, desde ecologistas a administraciones, científicos, pescadores y la sociedad civil en general.

Des de la plataforma Stop Macroparc Eòlic Marí, su portavoz, Jordi Ponjoan, describe el proyecto de Repsol como “una cosa tan bestia que parece increíble, porque es peor técnicamente que otros, porque prevé molinos más altos”. Asegura que harán como en los otros proyectos, “presentar alegaciones”, y saben que tendrán muchas dificultades porque tienen claro que el nuevo Govern presidido por Salvador Illa “está alineado con Madrid”. El mandatario socialista apuesta por el fomento de la generación de energía renovable mediante la extensión del autoconsumo y las comunidades energéticas, como forma de contribuir a la descarbonización de la economía. En una entrevista en La Vanguardia aseguró que trabajaría para hacer viable el parque de Roses “lo más pronto posible”.

Impacto ambiental

Ponjoan asegura que “están muy preocupados”, por el daño que la eólica hará a todos los niveles. Recuerda que el vertido de pellets en Galicia encendió todas las alarmas por su impacto biológico y eran 25 toneladas de vertido. “Hay un estudio de Suecia que detalla que cada molino pierde anualmente entre 50 y 100 kilos de plástico, que en 100 aerogeneradores representa un vertido de entre cinco y 10 toneladas al mar cada año”, advierte. “Entre ondas eléctricas, electromagnéticas, microplásticos, vibraciones, etc, si queda algún pez o gamba en al mar, será pura casualidad”, lamenta.

Por otra parte los resultados llevados a cabo hasta el momento en el marco del proyecto Biopais (financiado por la Fundación Biodiversidad), coordinado por el Instituto de Ciencias del Mar (CSIC) y la UdG en colaboración con la UPC, la UB y UNIR, destacan que la zona del golfo de Roses y Cap de Creus se podría ver afectada gravemente por los parques eólicos marinos dado que “es una zona con diferentes áreas marinas protegidas donde conviven multitud de especies y hábitats sensibles, muchos de los cuales protegidos por normativa europea y estatal”. Los resultados, publicados en revistas científicas internacionales, concluyen que “se debería evitar la instalación de parques eólicos dentro y cerca estas áreas marinas protegidas para no afectar la elevada pero frágil biodiversidad de la zona”. Para el coordinador de Biopaís, Josep Lloret, Doctor en biología del CSIC, “la eólica marina es una de las herramientas para descarbonizar la economía y luchar contra el cambio climático, pero debe hacerse bien”. Eso implica, apunta, “tener en cuneta los resultados de los estudios de científicos independientes más allá de lo que estimen las empresas y administraciones promotoras de los parques”.

Los siete consistorios afectados por los diversos proyectos de eólica marina de las comarcas del Alt y Baix Empordà, Cadaqués, Roses, Sant Pere Pescador, l’Escala, Torroella de Montgrí, Pals y Begur se reunirán este martes y ya han avanzado que piensan presentar alegaciones al proyecto en el mismo sentido que han hecho hasta ahora.

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