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La crisis por el ‘caso Errejón’ deriva en un ajuste de cuentas en la izquierda

IU pide más democracia en el grupo y Podemos pone el foco en Díaz. “Es evidente que no tenía que haber sido ni diputado ni portavoz, pero esa información la tenemos esta semana”, asegura la vicepresidenta

La vicepresidenta del Gobierno y fundadora de Sumar, Yolanda Díaz, durante la rueda de prensa posterior a la reunión del grupo parlamentario Sumar este lunes, en el Congreso de los Diputados.Foto: Jaime Villanueva | Vídeo: EPV

La izquierda vuelve a quebrarse noqueada aún por el caso Errejón. Ni 24 horas hicieron falta desde la dimisión del portavoz parlamentario, cercado por denuncias de acoso sexual, para que asomaran las primeras grietas dentro del espacio político. Y con el paso de los días, las diferencias han derivado en una especie de ajuste de cuentas que solo se explica atendiendo a la historia de la propia coalición: el malestar de Podemos y su relación con Yolanda Díaz; la falta de poder de Izquierda Unida en el grupo y su desaparición en el Parlamento Europeo; o los complejos equilibrios internos de Más Madrid. Después de reunir durante más de dos horas a sus 27 diputados en un intento por dar una salida a la crisis, la vicepresidenta, de vuelta de su viaje oficial a Colombia, compareció este lunes por primera vez y trató de despejar cualquier duda. “Es evidente que [Errejón] no tenía que haber sido ni diputado ni portavoz, pero esa información la tenemos esta semana”, zanjó.

“Si en [el momento de] la elaboración de listas yo hubiera sabido que era un presunto agresor sexual, ya les digo (...), de ninguna de las maneras iba a formar parte de un espacio de representación pública”, incidió la también titular de Trabajo, que dijo conocer que el exdiputado iba a terapia y que, según su propio relato, en los últimos tiempos “iba a mejor”. Díaz, quien ha pedido disculpas a la ciudadanía tras admitir haber “llegado tarde”, ha defendido que actuó con “contundencia y prontitud” y que en su charla, el propio Errejón confesó “actitudes machistas y vejatorias” contra las mujeres. “Mi compromiso será recomponer la confianza de la gente trabajando, explicando y rindiendo cuentas”, asumió la ministra antes de afirmar que “no van a reproducir” una “cultura política de la impunidad”. Pasando por alto las críticas de estos días, la vicepresidenta aseguró que el grupo parlamentario está “a la altura de las circunstancias”.

Yolanda Díaz, este lunes en el Congreso.
Yolanda Díaz, este lunes en el Congreso.Jaime Villanueva

Pero si ya el viernes emergieron voces que exigían públicamente “responsabilidades”, cuestionaban la democracia interna o repartían culpas, este lunes los pronunciamientos iban más allá: Podemos puso el foco en la vicepresidenta al asegurar que la avisaron de un caso de tocamientos de Errejón a una joven en un concierto antes de las generales; Más Madrid se enredó de nuevo en acusaciones cruzadas por el supuesto encubrimiento de ese hecho con la diputada autonómica Loreto Arenillas e Izquierda Unida aprovechó la crisis para exigir un nuevo funcionamiento y reparto de cargos en el grupo parlamentario.

El primero en disparar fue el secretario de Organización de Podemos, Pablo Fernández, que desveló en una rueda de prensa que en junio de 2023 una dirigente advirtió a la ministra, cuando esta era candidata a la presidencia del Gobierno, de que había una denuncia en redes “con tres millones de visualizaciones” que señalaba al que luego sería número cuatro de la lista por Madrid. “Tuvimos conocimiento de ese hilo de Twitter y lo que hicimos fue ponerlo en conocimiento de la persona que creímos que tenía que conocerlo, que era Yolanda Díaz”, afirmó Fernández, quien se lavó las manos y negó haber advertido actitudes similares de Errejón mientras estaba en la dirección de Podemos, partido que abandonó en 2019 para fundar Más Madrid y competir con ellos en las autonómicas. La propia Díaz ha añadido que efectivamente habló con la exministra Ione Belarra, y también con Más Madrid, que comunicó después que habían cerrado la investigación.

El portavoz y secretario de Organización de Podemos, Pablo Fernández, este lunes durante la rueda de prensa celebrada en la sede del partido de Madrid.
El portavoz y secretario de Organización de Podemos, Pablo Fernández, este lunes durante la rueda de prensa celebrada en la sede del partido de Madrid. J.J.Guillén (EFE)

Podemos, que se presentó a las elecciones del 23-J dentro de Sumar pero salió del grupo en diciembre, lleva meses en una estrategia de oposición al Gobierno, buscando representar al electorado más escorado a la izquierda. La rivalidad de la cúpula con Errejón viene de 2017, cuando se enfrentó al entonces secretario general Pablo Iglesias y aquella pugna dividió en dos la organización. Pese a haberla elegido sucesora a dedo, el exvicepresidente sintió como una traición que Díaz volviera a acercarse a Errejón y, aunque las relaciones personales estaban ya prácticamente destruidas, escoció particularmente al partido que lo situara por delante de Belarra en las listas. Con todo, en Podemos ahora prefieren no pedir responsabilidades políticas. “El foco debe estar en las víctimas”, se limitan a repetir desde fuera.

IU pide dar “una vuelta al calcetín”

Diferente ha sido la postura de IU, que difunde que la crisis ha evidenciado una falta de democracia en la toma de decisiones de la coalición —en el partido responsabilizan únicamente a Díaz de la elección de Errejón como portavoz— y quieren convertir el relevo en “una oportunidad para darle una vuelta al calcetín en la reorganización del grupo”, en palabras de su coordinador federal, Antonio Maíllo, este lunes. Fue el líder el que habló ayer de reabrir, más allá del cargo de portavoz, el debate sobre el reparto de puestos clave en el Congreso: la Mesa, las portavocías adjuntas y las comisiones. Aunque también pidió cambiar los “métodos” de trabajo para hacer a todos partícipes del rumbo político de Sumar en el Congreso. Finalmente, la elección ha quedado aparcada y el grupo abrirá el debate. “Esta crisis no se cierra en un fin de semana”, defiende una fuente de la dirección. La idea original, sin embargo, sí era llegar al pleno de este martes con el nombramiento hecho.

La exigencia de una mayor horizontalidad se repite desde hace meses en IU y la formuló ya la ejecutiva de Alberto Garzón cuando Díaz decidió dejarlos (igual que a Podemos) sin portavocía adjunta, un movimiento que acabó modificando con el tiempo. La gota que colmó el vaso fue la negociación de las listas para las europeas de junio, donde Izquierda Unida quedó relegada al cuarto puesto, por detrás de Movimiento Sumar, Comunes y Compromís. La papeleta logró solo tres eurodiputados e IU perdió su representación histórica en la Eurocámara, un golpe muy duro para la formación.

Rita Maestre, Mónica García y Manuela Bergerot, este lunes en rueda de prensa.
Rita Maestre, Mónica García y Manuela Bergerot, este lunes en rueda de prensa.Claudio Alvarez

La crisis tampoco ha terminado para Más Madrid. El partido continúa en estado de shock, según fuentes de la formación. Sumido en un “profundo dolor y desconcierto”. La puesta en escena de este lunes entre las dirigentes Mónica García, Manuela Bergerot y Rita Maestre pretendía ser un cierre de filas tras un fin de semana de llamadas constantes, reuniones presenciales y una orden de silencio generalizada ante los medios de comunicación. Pero apenas supuso un cierre en falso de un conflicto interno que amenaza con enquistarse, y que pone en riesgo el papel de Más Madrid como líder de la oposición a Isabel Díaz Ayuso en Madrid: si Arenillas, acusada de mediar para que una acusación de 2023 contra Errejón no trascendiera, no formaliza su anunciada dimisión, cosa que no había hecho todavía en la noche del lunes, su partido tendrá que decidir si la expulsa, lo que implicaría que el PSOE deshiciera el empate a 27 diputados y pasara a ser el segundo partido más numeroso de la Cámara.

Incomodidad dentro de Más Madrid

Para empezar, este lunes, la diputada acusó a las coportavoces de la organización de “abuso de autoridad”, pidió la intervención del comité de garantías, y aventuró la posibilidad de recurrir a la justicia, tras negar los hechos que se le imputan. “Nunca encubrí ese episodio ni ningún otro (...) Defiendo que actué con corrección”, aseguró. “Hay una cierta sensación de que se encarrila la situación”, cuenta un alto cargo de la formación en Madrid ciudad. “La crisis no está cerrada, pero empieza a encarrilarse. No se puede cerrar en falso. Mucha gente no sabía qué se iba a decir, ni hasta dónde iba a llegar. Esto ha producido mucha angustia. No podemos dar pasos en falsos”.

Pero no todos dan la situación como encauzada. “Estoy incómodo”, reconoció otro representante de un partido construido sobre los pilares del feminismo y el ecologismo. La relación entre Errejón y Más Madrid estaba rota desde hacía meses, y más con la cúpula. “Básicamente, venía a los mítines de campaña y poco más”, resume un peso de la organización, informa Manuel Viejo.

El golpe por el caso impacta en Sumar y, especialmente, en la propia Díaz —que sigue siendo, junto al exportavoz, el rostro más reconocible del espacio— en un momento de particular debilidad en el Ejecutivo y entre su electorado, que ha ido menguando a lo largo de este año. Los próximos pasos son clave para una formación que tiene entre sus señas de identidad el feminismo y que aspira a seguir defendiendo en el Gobierno sus políticas como las de la “izquierda transformadora” que representan. “Entre la impunidad y cualquier crisis política, voy a escoger la segunda, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. No vamos a mirar a otro lado”, se comprometió la vicepresidenta este lunes.

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