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Las mujeres avanzan en la dirección de los despachos

Aún queda mucho para naturalizar la presencia femenina en el puente de mando de los grandes bufetes, pero cada vez son más las referentes

Negocios
Desde la izquierda, Rosa Vidal (Broseta), María González (CMS Albiñana & Suárez de Lezo), Cristina Camarero (Ontier) y Mabel Klimt (Elzaburu).

Mujer de 44 años, con alta formación técnica que ha destacado en su área de especialidad y con una trayectoria de varios años en la firma. Así es el perfil tipo de las socias directoras de despachos de abogados de origen nacional con una facturación superior a 20 millones de euros. Aún son pocas en una posición tradicionalmente ocupada por hombres. Sólo un 20% de los socios de los grandes bufetes (según informó Cinco Días), y que, por tanto, pueden optar a asumir su mando, son mujeres. Sin embargo, esta tendencia poco a poco está cambiando, ya que hace 15 años este porcentaje apenas llegaba al 11%. Y es que, como apunta Juan San Andrés, coach y consultor especializado en el sector, la situación en las grandes firmas se está dando la vuelta. “Entre el 66% y el 70% de los abogados que ingresan en ellas cada año son mujeres”, afirma.

Ejemplo de esta rara avis son María González Gordon, nueva socia codirectora a partir del próximo 1 de julio de CMS Albiñana & Suárez de Lezo; Rosa Vidal, socia directora de Broseta Abogados desde 2016; Cristina Camarero, su homóloga en Ontier España desde febrero de este año, y Mabel Klimt, que dirige Elzaburu desde 2021.

Todas ellas coinciden en que ser mujer no ha influido en sus carreras ni para bien ni para mal. El mérito es la vara de medir. Asimismo, señalan que para desempeñar este cargo es imprescindible el apoyo y la confianza de todo el equipo; en especial, de los socios. Mabel Klimt agrega a esta fórmula para el éxito el respaldo familiar. “Mis padres me criaron desde la perspectiva de que no había límites para los desafíos que quisiera plantearme y mi marido es mi gran consejero”, declara. La abogada cree que las cosas están cambiando, pero reconoce que en varias ocasiones le han pedido “confirmación del puesto que ocupo en la firma, como esperando un jefe por encima”.

Claves del éxito

La constancia, la disciplina, la perseverancia, una dosis de autoexigencia y una estricta organización y planificación son para Rosa Vidal las claves para entrar en el selecto club de socias directoras de grandes despachos. En su caso, confiesa que su trayectoria en la Abogacía del Estado ha marcado su carrera, proporcionándole un conocimiento profundo del sector público y la capacidad para liderar equipos, organizar y planificar el trabajo. Su llegada a la dirección comenzó “como un reto ligado al cambio de modelo de gestión de negocio”, explica la abogada. Una nueva forma de hacer las cosas que ha catapultado a Broseta al noveno puesto en facturación entre los grandes despachos del país.

Por su parte, María González destaca la importancia de la oportunidad de estar en la firma adecuada. En este sentido, la socia codirectora de CMS Albiñana & Suárez de Lezo señala su incorporación a este bufete como el hito más relevante para su carrera, donde tuvo que superar el vértigo de crear una práctica nueva en el despacho (propiedad intelectual y negocio digital) montando un equipo desde cero.

Para Cristina Camarero, su nombramiento como socia responsable del área de litigios y arbitraje de Ontier fue un antes y un después. Camarero reconoce que sintió vértigo cuando los socios del despacho en el que ha crecido como abogada durante 20 años apostaron por ella para tomar las riendas del negocio y la gestión diaria de la firma. Pero al final, cuenta, pudo más “la ilusión y las ganas de asumir este nuevo reto”.

En ocasiones es decisivo el apoyo de los más cercanos. El proceso de relevo en Elzaburu no fue al uso. El fallecimiento del anterior consejero delegado abrió un periodo de reflexión del que Mabel Klimt fue espectadora hasta que su marido le animó a dar un paso adelante: “Un día me preguntó por qué no presentaba una propuesta. Me quedé dos minutos en shock y luego lo vi claro”, cuenta.

No se salta sin red. La malla para María González ha sido “contar con el respaldo y la confianza de todos mis socios”. Para ella ha sido especialmente relevante “el apoyo, la experiencia y el buen consejo tanto de César Albiñana como de Rafael Suárez de Lezo”, socio director y socio presidente de la firma, respectivamente.

Dirigir un partnership no es cosa fácil. Como señala Juan San Andrés, se necesita un historial de éxito, visión de negocio y un liderazgo capaz de movilizar sin provocar rupturas. Puede parecer un cliché, pero la intuición y la empatía son territorio común del mando femenino y la escucha es uno de sus ingredientes estrella.

El sello personal hace el resto. Camarero se confiesa “pragmática, transparente y a veces demasiado directa. Creo que soy muy ejecutiva y me gusta pensar que eficiente”. Para González, “la clave está en la naturalidad”. La abogada pone “el foco en la energía, la exigencia, la empatía y las personas”. La tenacidad que le imprimió la oposición es la baza de Vidal, y la de Klimt, la creatividad que le aporta asesorar en proyectos audiovisuales y de entretenimiento. En un mundo de hombres, el futuro del liderazgo femenino en la abogacía de los negocios está ante un reto ambicioso. Según San Andrés, la mayor tasa de abandono y el componente tradicional están retrasando la ruptura del famoso techo de cristal. Pero llegará. Las socias directoras entrevistadas están convencidas de que es cuestión de tiempo. Hace falta, concluye Klimt, seguir tomando medidas para una conciliación real y que las mujeres se lo crean: “Síndrome del impostor fuera”.

Remuneración

Los socios directores en los grandes despachos cobran en función del número de puntos o participaciones que tengan al ser nombrados, explica el consultor Juan San Andrés. Los líderes mantienen su participación —sus puntos— aunque dejen de llevar clientes y habitualmente obtienen un plus por su trabajo de dirección, señala el experto. Las cifras en los grandes bufetes, apunta, “rara vez estarán por debajo de los 500.000 euros y el techo puede alcanzar las siete cifras”. En firmas más pequeñas, de cuatro o cinco socios, agrega, no es excepcional una remuneración de 250.000 euros. La socia directora de Broseta, Rosa Vidal, asegura que “el género no es un factor que marque diferencias”.


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