El Villarreal se encuentra en El Sadar
Osasuna, con un jugador menos durante 70 minutos, se ve superado ante el buen hacer de los de Emery, que rubrican la victoria con tres goles de la casa, dos de ellos de Gerard Moreno
En el fútbol manda el presente. Pero con paciencia, profesionalidad y criterio, los proyectos a largo plazo dan sus réditos. Fernando Roig, más de dos décadas atrás, visionó para el club que adquirió un equipo que se instalase en Primera, se asomara a Europa, que destilara gusto en el juego y que en su plantilla hubiese una buena representación de jugadores de la casa. En el Sadar, este sábado se sublimizó la idea de Roig, derrotando el Villarreal a Osasuna con solvencia y la firma de jugadores formados en la factoría de Miralcamp. El 0-1 lo anotó Gerard Moreno asistido por Trigueros, dos veteranos que terminaron de formarse en la cantera amarilla; el 0-2 lo fabricó Yeremi Pino y lo concluyó Fer Niño, los últimos en aterrizar en el primer equipo del Villarreal surgidos en la casa amarilla. Y el 1-3 lo volvió a anotar Gerard Moreno, que en Pamplona sacó a relucir el manual del buen delantero. Fue el octavo gol del catalán este curso, el pichichi de LaLiga. Otro canterano, Álex Millán, debutó en Primera sustituyendo a Gerard. Hasta nueve jugadores con denominación de origen amarillo dispuso Emery en el Sadar.
Osasuna solo tuvo respuesta con un penalti discutido que le ilusionó con un empate que no pudo alcanzar ante el buen hacer del conjunto de Emery, que recuperó la sonrisa y saboreó la victoria después de cuatro empates consecutivos. Los de Arrasate, sin el calor de la hinchada rojilla, han perdido su esencia guerrera, sin conocer la victoria en los últimos siete partidos, lo que les mantiene como colista.
En el duelo de estilos contrapuestos, el Villarreal comenzó dominador e imponiendo su versión melódica del juego, gratificado con un tempranero gol tras una jugada elaborada a base de toques, demostrando los de Emery su buen pie con un pase terminal de Trigueros, un esteta, que Gerard Moreno culminó de lujo picando el balón a la salida de Rubén, sustituto de Herrera en la portería de Osasuna. En un abrir y cerrar de ojos, en el minuto 6, el Villarreal anunciaba su victoria en el Sadar.
Joseba Arrasate quería devolver la esencia de Osasuna: presión alta, intensidad máxima y dominio del juego aéreo en ataque con la pértiga de sus dos atacantes, Calleri y Budimir, para intimidar a la zaga amarilla, históricamente poco aplicada defendiendo centros laterales y jugadas a balón parado. La ausencia de Iborra, que se pierde toda la temporada, obligó a Emery a reinventar un mediocentro que dé equilibrio al Villarreal para no variar el esquema de 4-3-3. Foyth fue el elegido para acompañar a Parejo y Trigueros.
Osasuna intentó recuperar su estilo y equilibrar el choque a base de empuje. Y pronto se vio con una nueva circunstancia adversa que marcaría definitivamente el desarrollo del partido. Fer Niño ganó la espalda y la carrera a Aridane para encarar a Rubén. El central canario derribó al joven delantero del Villarreal y resultó expulsado. Minuto 19, un jugador menos y un gol de desventaja para los rojillos.
El Villarreal siguió a lo suyo. Puso una pica más para apuntalar la victoria con un nuevo golpe antes de llegar a la media hora. Un gol fabricado en la prolífica ciudad deportiva de Miralcamp. Yeremi Pino, que estrenaba titularidad en LaLiga a sus 18 años, filtró un pase excelso para Fer Niño, de 20, que definió con suficiencia ante la salida de Rubén.
El Villarreal, ya en la segunda mitad, a través del balón —siempre en su poder—, gestionaba la victoria, pero sin puntería para golear. Osasuna se hartaba de correr en balde, superado por el grupo de Emery. Pero un más que discutido penalti de Yeremi Pino a Rubén García, convertido por Roberto Torres, metió a Osasuna en el partido a falta de 20 minutos. No se descompuso el Villarreal, que supo conservar y ampliar la victoria.
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