El Villarreal pierde en las áreas

En el histórico estadio Ernst Happel de Viena, donde nació la leyenda de La Roja y del fútbol español, el Villarreal perdió su primer partido del curso, invicto también en pretemporada. Su intermitente mejor propuesta no resultó productiva esta vez debido a su déficit físico frente a un Rapid de Viena tan intenso como básico. Se le atragantan al conjunto de Marcelino los rivales que le proponen el cuerpo a cuerpo. Defender con contundencia las jugadas a balón parado, sigue siendo el mal endémico de un Villarreal al que no siempre le alcanza con sus mejores formas. En dos balones colgados al área, el segundo de ellos concluyó en penalti, llegó la remontada del Rapid tras adelantarse el Villarreal en el marcador por mediación de Baptistao al final del primer cato. Con 10 cambios en la alineación, también le faltó al conjunto de Marcelino sincronía entre sus jugadores.

Con jugadores más técnicos, más convencidos de que al esférico hay que mimarlo, el Villarreal se hizo con la propiedad del juego al inicio del encuentro. No importó que el once que dispuso Marcelino fuese renovado desde la portería hasta el ataque con respecto al que formó ante el Granada cuatro días atrás. Solo repitió Víctor Ruiz, sin más remedio ante la ausencia de Bailly por sanción, habida cuenta de que, hasta que se recupere Musacchio, el conjunto amarillo solo dispone de tres centrales en nómina. Debutó el italiano Bonera en el eje de la defensa castellonense.

El cambio de protagonistas no desdibujó en principio el juego del Villarreal cuyas incorporaciones mantienen la esencia amarilla. A partir de Bruno y Jonathan dos Santos, los volantes Samuel García y Denis Suárez garantizaban creatividad y verticalidad, junto a la capacidad asociativa de Adrian y Baptistao, los dos delanteros ante los austriacos. Pasado el cuarto de hora, los dos puntas crearon la primera ocasión del Villarreal. Asistió Adrián a Baptistao y el brasileño lanzó fuera su disparo con todo a favor.

Replicó el Rapid con un remate de Prosenik. A partir de ahí creció el conjunto austriaco, con más energía que razones, superior físicamente al Villarreal al que obligó a replegarse. Aumentó la frecuencia de los ataques vieneses y apareció la cara b del equipo de Marcelino, capaz de atrincherarse para alcanzar el contragolpe. En el último minuto del primer acto se adelantó el Villarreal en el marcador en una acción conducida por Denis Suárez y continuada por Rukavina cuyo centro fue rematado por Baptistao de cabeza lanzándose en plancha.

Al calor de la ruidosa afición austriaca, El Rapid se lanzó a por el empate desde el inicio del segundo acto y, a los cuatro minutos, encontró la igualada tras una jugada a balón parado por mediación de Schwab. No quedó ahí la cosa y en un nuevo balón colgado al área de Barbosa, el colegiado sueco señaló penalti de Bonera. Hoffman convirtió la pena máxima. En siete minutos el Rapid daba la vuelta al resultado. A base de empuje, el conjunto austriaco superó las mejores maneras del Villarreal que intentó el empate hasta el final, víctima de su falta de solvencia defensiva.